El torero acompañó, como es habitual, a su esposa al trabajo en el distrito del Eixample de Barcelona, muy cercana a la sede de ERC. "Nos conocemos todos de vista porque casi siempre coincidimos en un bar, así que, al pasar por la puerta, le comenté a un par de militantes "qué ya estáis contentos, habéis conseguido lo que queríais?". Y empezamos una discusión acalorada."
Según La Razón, hasta aquí estaba todo bien, pero la crispación llegó cuando la esposa de Guillén bajó a la calle en su descanso y les indicó a los militantes que "ella no iba a ir con la cabeza agachada porque ERC esté a favor de prohibir las corridas de toros. Fue entonces cuando, según Guillén, empezaron los "improperios e insultos" contra su esposa, que acabaron en "zarandeos, empujones contra una mesa y una caída al suelo", que le ha costado un moratón en un hombro.
Fue entonces cuando, según el diario, su mujer le llamó para decir al torero que le habían atacado. "No dudé en plantarme en la sede, sin ánimo de revancha, sólo para decirles que se habían pasado de la raya al golpear a una mujer y que iba a emprender medidas legales contra ellos". Dice el torero a La Razón que fue entonces cuando dio "una patada a una mesa" por pura "impotencia, porque no dejaban de incitarme e insultarme".
Los militantes de ERC le acusaron, según Guillén, de atacar y herir a varios militantes de la sede barcelonesa. El torero reconoce en el diario que entró en la sede, pero no destrozó el edificio ni golpeó a ningún militante, sino que se enzarzó en una discusión después de la agresión a su mujer.
El torero dice estar "harto" de que "no se hayan contrastado" informaciones de hace tres días y ha denunciado a los independentistas por la agresión.