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El PSOE se ceba con Munilla y habla incluso de su "desagradable aspecto físico"

El PSOE se ha lanzado sin ningún tipo de rubor contra el obispo Munilla por unas palabras que dijo en la SER sobre Haití y que fueron sacadas de contexto. Los insultos llegan incluso hasta el físico del obispo de San Sebastián, del que dicen que "hasta su aspecto físico es desagradable".

Las palabras sacadas de contexto, por EFE y la SER, de monseñor Munilla sobre la tragedia de Haití han desatado una cascada de furibundas críticas del PSOE, que incluso entran en el aspecto físico del obispo guipuzcoano.

En una entrevista en la Cadena SER, la entrevistadora le hizo una pregunta teológica sobre el sufrimiento y sobre Haití y que tuvo una respuesta teológica por parte del prelado, como era de esperar. Sin embargo, sus palabras fueron sacadas de contexto e incluso el obispo ha sacado una nota que denuncia la manipulación que ha sufrido.

El lehendakari, Patxi López, ha criticado las palabras de José Ignacio Munilla. A juicio del socialista, el obispo se verá obligado a rectificar su manifestaciones referentes a la tragedia de Haití, porque resultan "incomprensibles" y "lejos del humanismo cristiano".

En una entrevista a la Cadena SER, López dijo que estas manifestaciones "no era lo que necesitaba, precisamente" el prelado "para su aterrizaje" en la Diócesis. "Son unas palabras tan incomprensibles, que aunque estuviera dentro de una entrevista más espiritual que otra cosa, están tan lejos de la realidad y de ese humanismo que tiene que tener el cristianismo, que estoy convencido de que hoy tendrá que salir a rectificarlas", aseguró.

Para el lehendakari, resulta "incomprensible para una persona" que ante "ese drama humano, tremendo, que está viviendo esa zona tan pobre ya de por sí", Munilla dejara "a un lado" el asunto "para hablar de no sé qué problemas de espiritualidad". "Que no a todo el mundo nos llega", puntualizó.

Críticas de Cristianos Socialistas

Por su parte, el grupo Cristianos Socialistas advirtió al obispo a Munilla, de que es "un auténtica frivolidad poner en una balanza el drama de Haití y utilizar su dolor y sufrimiento para otros intereres alejados de la realidad y de la vida".

Fuentes de este grupo del PSOE calificaron de "absolutamente desafortunadas y fuera de lugar" las palabras que pronunció el prelado Para Cristianos Socialistas, "con toda seguridad la Iglesia en su conjunto y parte de la jerarquía se habrá sentido escandalizada" por estas palabras de José Ignacio Munilla.

"Si algo tenemos claro los cristianos es que la realidad de la Cruz entra en la historia concreta de los sufrimientos reales y dolorosos de las personas y se aleja de bagatelas sin sentido", puntualizaron las fuentes.

Valenciano habla de su "desagradable aspecto físico"

Mientras tanto, la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, calificó al nuevo obispo de San Sebastián como un prelado "sin alma" tras pronunciar ayer unas "desalmadas" palabras cuyo tono se traducía, a su juicio, en un "desprecio al sufrimiento espantoso de la población masacrada".

En su blog personal, Valenciano se refirió a las declaraciones de Munilla. Para la responsable socialista, "mucha" gente habrá comprendido tras este pronunciamiento "cruel" por qué el clero vasco se mostraba "tan crítico y reacio" al nombramiento, dice, de "este sujeto" como nuevo obispo.

La secretaria de Política Internacional cree que el tono que utilizó monseñor Munilla mencionando a "esos pobres" haitianos traducía "su desprecio" hacia el sufrimiento "espantoso" de la población "masacrada" en el potente terremoto ocurrido el pasado martes y que ha sufrido "200 años de pobreza, dictaduras, corrupción política, analfabetismo, enfermedad y muerte".

Tras recordar la opinión del presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, quien consideró que Munilla es "extremadamente conservador", la socialista destacó que las ideas del obispo son "retrógradas". "Hasta su aspecto físico es desagradable pero, lo que no sabíamos es que Munilla es un obispo sin alma", remachó. Finalmente, Valenciano preguntó al prelado: "Señor Munilla: tras la muerte, ¿dónde van los que no tienen alma?".

La frase en su contexto

El intercambio completo entre Gemma Nierga y José Ignacio Munilla es el siguiente:

Pregunta: Quiero terminar, Monseñor, acordándonos juntos de la catástrofe de Haití, de tantos muertos, de tanta desgracia como ha dejado. Incluso esta mañana, en el programa de Radio María, algún oyente le preguntaba acerca de este tema, ¿verdad? Es decir, la perplejidad en que se sumen los católicos cuando se preguntan por qué Dios permite estas calamidades.

Respuesta: La verdad es que en Radio María las llamadas suelen entrar en directo, allí no hay filtro, y bueno, esa llamada ha respondido a una pregunta que todos llevamos dentro de nosotros: si existe Dios, por qué existe también el mal, ¿no? ¿Cómo es posible que los más inocentes?. Porque claro, somos conscientes de que a veces parece que el mal se ceba en los más inocentes y bueno, la respuesta que yo he dado la he referido también a Jesucristo. He querido recordar cómo Jesucristo fue el inocente, el justo de Dios, y sin embargo también fue injustamente perseguido e injustamente condenado a muerte. Y la respuesta que le he dado a ese oyente esta mañana ha sido la siguiente: que desde luego, si el mal tuviese la última palabra entiendo que sería incompatible con la existencia de Dios. Ahora bien, creemos firmemente que el mal no tiene la última palabra, creemos firmemente en que Dios nos ofrece una felicidad eterna y creo que existen males mayores, aunque parezca fuerte lo que voy a decir, existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días, ¿no?

Yo he recordado esta mañana en Radio María ese momento del Evangelio en el que Jesús, cargando con la cruz, camino del Calvario, se encuentra con un grupo de mujeres que lloran por Jesús al verle atormentado y Jesús les dice: "No lloréis por mi, llorad por vosotras". Nosotros nos lamentamos mucho por los pobres de Haití, pero igual también deberíamos, además de poner nuestra solidaridad en ayudar a los pobres, nuestros medios económicos, etcétera, también deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida, ¿no? Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo, que el que esos inocentes también están sufriendo.

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