Spain is different. Y mucho más, si hablamos de aprendizaje de idiomas. Así lo ha constatado el New York Times, siempre atento para descubrir nuestras vergüenzas, ante las que se queda sorprendidísimo: hace casi un año puso su atención en las "escandalosas" colas que circundaban nuestras oficinas del Inem.
Ahora, es otra de nuestras contradicciones la que ha dejado estupefacto al rotativo estadounidense: el nulo conocimiento de idiomas de España. El diario hace hincapié en que, "a pesar de tener casi un 20% de paro" en nuestro país, no salimos al extranjero a buscar empleo. Y no es por falta de ganas. Este mismo jueves se ha hecho público un estudio que revela que nueve de cada diez españoles estaría dispuesto a trabajar en el extranjero si le surgiese la oportunidad. Un aumento que se explica por el ahogo de la crisis, ya que en 2008 uno de cada tres se resistía a emigrar.
Pero... Spain don’t speak english. Y así, las ganas sirven de poco. Sobre estas contradicciones divaga el NYT, que se muestra seguro que "para actual generación de españoles que buscan empleo, trabajar en Nueva York podría ser más un sueño lejano".
"Quieren trabajar fuera de España pero ni siquiera saben idiomas" asegura el diario, que ha consultado con la influyente academia de idiomas Vaughan, que sitúa nuestro conocimiento del inglés "aún peor que hace 15 años". Arremete contra nuestra "relajación" que nos merma las posibilidades laborales, y contextualiza asegurando que tenemos pocos personajes donde inspirarnos: "Ni el jefe del gobierno socialista, el primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero, ni el líder de la oposición Partido Popular, Mariano Rajoy, hablan inglés".
Curiosamente, sólo salva de la quema al Gobierno autonómico de Esperanza Aguirre, por sus planes educativos que fomentan el bilingüismo. El NYT deposita todas sus esperanzas en la capital, y sus ambiciosos planes de futuro en esta materia.
El tirón de orejas del rotativo a nuestra dificultad con los idiomas acaba recordando que tampoco la pronunciación es nuestro fuerte. Para ello, recuerda la pasada ceremonia de los Goya , en la que "los participantes insistieron en que una película nominada, ‘Buried’ debía ser llamada ‘Ba-y-ed".