El hasta este lunes Nuncio en España de la Santa Sede, Manuel Monteiro de Castro, se despidió oficialmente de España en una recepción a la que fueron invitados representantes políticos, civiles y militares; el cuerpo diplomático y autoridades del mundo eclesial. Entre ellos estuvo el representante del Gobierno, el ministro de Justicia Francisco Caamaño. A esta cita también acudió el nuevo director del CNI, Félix Sanz.
De hecho, "el nuncio del caldito" ya se despidió oficialmente del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero y de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.
En este sentido, Monteiro afirmó que en las relaciones con el Gobierno "se hace lo que se puede". En declaraciones a los medios de comunicación, apuntó que las relaciones con el Ejecutivo socialista fueron "buenas", aunque no negó que existiesen, "como saben", puntos de confrontación.
En respuesta a un medio informativo que le pidió un mensaje para España y para el Gobierno, insistió en que el único mensaje es que "lo importante es trabajar, leer y rezar... e intentar trabajar como hermanos".
Asimismo, afirmó que en los nueve años en los que ocupó el cargo ha procurado "estar siempre al servicio de todos y no hacerse ver demasiado". "He procurado trabajar bien y al servicio de todos", agregó el prelado.
El nuevo miembro de la Curia vaticana añadió que su meta ha sido trabajar al servicio de todos, de la Santa Sede, de la Iglesia en España, y de "todos ustedes, en todo lo que me ha sido posible".
Monteiro agradeció también su nombramiento por el Papa Benedicto XVI como nuevo Secretario de la Congregación para los Obispos en el Vaticano, y explicó que ya había firmado su nombramiento y estaba recibiendo informes de dicha Congregación.
Preguntado sobre si le ha gustado que le denominasen "el nuncio pacificador" o "el nuncio del caldito", -por la cena a la que invitó a Zapatero en Nunciatura antes de las elecciones generales, tras la concentración de movimientos católicos en la plaza de Colón-, respondió, riéndose: "pueden denominarme como prefieran".
"Lo único que hoy he hecho es trabajar lo mejor posible por el bien común, para el bien de todos (..) al igual que ahora con la crisis económica, la Iglesia católica está trabajando con todas las instituciones para ayudar a superar esta crisis".
Eludió responder sobre momentos difíciles que hubiera tenido estos nueve años, y afirmó que "nunca me he preocupado mucho por lo que pudiesen decir de mi; he dicho siempre lo que pensaba, con tranquilidad y, ¡a Dios grácias! siempre he podido conciliar el sueño muy bien.