El País tiene un máster en Camps, así que se lo sabe muy bien y lo explica como nadie. "La discreción que pidió Génova acaba en estrépito", dice. "El procedimiento para designar candidato a Camps se planteó con sumo cuidado. Casi como si se tratara del traslado de un valioso jarrón chino. Y acabó como si este hubiese rodado por los suelos, con gran estrépito". Adiós jarrón. Rajoy está desolado. También dedica a Camps el editorial y se le nota superpreocupado. La actitud de Camps no es sólo un "desafío" para Rajoy, sino "retadora" a la Justicia. "Pero lo peor es la degradación de la vida política a la que está llevando la estrategia del PP", que "cegado por el mero cálculo electoral", muestra "desprecio por la justicia cuando su acción no les complace". Al final, así, como para no quedar mal, se acuerda del partido que gobierna en España. "Los populares no son los únicos que utilizan una doble vara de medir. También los socialistas" lo hacen a veces, pero para nada es lo mismo, dónde va a parar. "El nivel de desafío del PP amenaza como ninguno".
El resto de los escándalos nacionales los ve así. El chivatazo: "El PP reanuda los ataques a Rubalcaba por el caso Faisán". Los EREs falsificados: "El PP lanzó ayer una ofensiva para llevar a la batalla política nacional el escándalo de las falsas prejubilaciones". Y dirán, ¿pero es que este periódico no tiene un momento para hablar del PSOE? Pues sí, le dedica una página entera a que "Diputados del PSOE critican que su grupo les haga parecer privilegiados". Cuenta que Juan Barranco está que trina con sus compis. "¿Cómo hemos podido dejar que la sociedad crea que somos unos privilegiados?". Yo tampoco me lo explico. Serán torpes.
El Mundo sí que habla del chivatazo. Pedro J. le mienta los GAL a Rubalcaba. Quiere que sus subordinados "acepten que ellos van a tener que pagar un duro castigo por obedecer órdenes mientras que los jefes salen airosos de este asunto. Mal se le ponen las cosas a Rubalcaba" porque puede, como ocurrió con los GAL, que "alguien se vaya de la lengua". Tiembla, Rubalcaba.
También ABC le toca las narices al vicepresidente. El caso Faisán es "una losa para Rubalcaba" porque las "responsabilidades políticas ya están definidas". Le da dos opciones. "Dar el paso al frente, revelar lo que sabe y anunciar dimisiones o esperar a desayunarse todos los días una información que aumente el foco de las sospechas sobre el ministerio del Interior". Apuesto a que Rubalcaba elige la segunda. En La Razón, es Ussía el que le da el desayuno al ministro. "Cuando alguien cante (...) se desmoronará todo el edificio de ignominia, con tejado y veleta incluido" porque "huele muy mal. A sentina, a cloaca, a descomposición insoportable (...) Qué asco". Y que lo digas, hijo. Y La Gaceta cuenta que Rubalcaba se las pira y durante tres semanas no aparecerá por la sesión de control al Gobierno. "Problemas de agenda".
Público también siente debilidad por Camps, que ocupa portada –que hoy tiene que compartir con Berlusconi-, y doble página. Pero hay un disidente. Juan Carlos Escudier habla del escándalo de los EREs andaluces y los pone a parir. Y sin mencionar al PP para compensar. Dice que "los golfos florecen cuando la ausencia de control lo permite" y que "las responsabilidades han de caer en cascada" en un país en el que "no hay quien dimita ni en defensa propia".
Pero vayamos a la segunda parte del asunto Arcadi-Cercas, que El País está que fuma en pipa. Dice que lo que contó ayer Arcadi Espada era un "bulo", una "falsa noticia". Cercas lo confirma. "Ni he estado nunca en Arganzuela ni me ha detenido la policía". Qué lástima, qué decepción, con lo bien que quedaba en el papel de chico malo. Pero está seriamente cabreado. Llama a Espada "fanático" y "talibán" y le amenaza con los tribunales. Explica el periódico de Prisa, que es que Arcadi y Cercas están jugando a ver quién cuenta la mentira más gorda. "El uso de la ficción en el periodismo", lo llama El País, que se ha tomado el juego con muy mal talante. 1-0 para Arcadi. Ánimo, Javier. Sorpréndenos.