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El cóctel del Doctor M.

Cien miligramos de Tranxilium intravenoso y dos ampollas de cloruro mórfico (CLM), de 20 miligramos cada una. Era la especialidad de la casa y solía servirse de noche. Libertad Digital muestra por primera vez los datos más estremecedores del informe de la comisión del Colegio de Médicos sobre las "malas prácticas" de sedación terminal en el servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa.

Cien miligramos de Tranxilium intravenoso y dos ampollas de cloruro mórfico (CLM), de 20 miligramos cada una. Era la especialidad de la casa y solía servirse de noche. Libertad Digital muestra por primera vez los datos más estremecedores del informe de la comisión del Colegio de Médicos sobre las "malas prácticas" de sedación terminal en el servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa.
LD (V. Gago) La comisión de peritos designada por el Colegio de Médicos de Madrid dictaminó por unanimidad que hubo "mala práctica médica" en, al menos, 34 casos de una muestra de 73 pacientes fallecidos en el servicio de Urgencias del Severo Ochoa, que estuvieron al cuidado del doctor Luis Montes.
 
A petición del Juzgado número 7 de Leganés (Madrid), los peritos del Colegio de Médicos documentaron cuatro casos cuya evolución en el servicio de Urgencias estremece, al constatar la desproporción entre los síntomas con los que ingresaron y la solución terminal que recibieron.
 
MARÍA, 80 AÑOS
 
María [el nombre es ficticio, pero su historial 548000 es real] tenía 80 años cuando ingresó en Urgencias del Severo Ochoa el 10 de enero de 2004 a las 7 menos cuarto de la mañana, por una descompensación en el nivel de azúcar.
 
Estaba consciente, aunque desorientada. Presentaba una distensión abdominal "con sospecha de ascitis".
 
Recibió el cóctel a las 11 de la noche y falleció seis horas después.
 
María, dijo la Comisión médica, era "una paciente sin enfermedad terminal conocida", de la que el informe emitido en Urgencias no indica ningún síntoma o diagnóstico que justificara la decisión de administrarle una sedación terminal en unas dosis que fueron, además, "muy elevadas", según observaron los peritos en su informe al Juzgado.
 
ALBERTO, 78 AÑOS
 
Alberto [historia clínica número 28963] acudió a Urgencias el 1 de febrero de 2004 por una "falta total de colaboración para alimentarse y para tomar medicación".
 
Tenía "antecedentes de hipertensión arterial, cardiopatía isquémica con doble by-pass aortocoronario, aneurisma de aorta abdominal", lo que no le impedía gozar de cierta autonomía en su vida diaria. Tenía, además, un "deterioro cognitivo leve" desde su último ingreso, en diciembre de 2003, por "un episodio de pancreatitis aguda".
 
La comisión de peritos describe así sus síntomas:
 
"Consciente, desorientado, no responde a preguntas simples, sí reacciona al dolor. Pupilas isocóricas y normorreactivas; taquipnea con estridor respiratorio".
 
En su historial "no consta ningún dato de exploración neurológica".
 
En la madrugada del día 2 de febrero, 14 horas y 15 minutos después de ingresar en Urgencias, le administran la dosis en su botella de suero salino: 100 miligramos de Tranxilium y dos ampollas de CLM.
 
Fallece el mismo día, a las 8 menos cinco de la mañana, cinco horas y 55 minutos después del inicio de la sedación.
 
Se trata de uno de los casos en los que la Comisión de Peritos dictaminó por unanimidad que la sedación terminal "estaba contraindicada", bien porque no existía una enfermedad terminal del paciente, bien porque no se demostró que los síntomas fueran refractarios al tratamiento paliativo habitual, o bien porque no se justificó "la no existencia de una alternativa terapéutica".
 
"Esto constituye una mala práctica médica", concluyó la comisión de diez expertos independientes en el informe firmado el 26 de mayo de 2006, al que ha tenido acceso Libertad Digital.
 
ROSA, 91 AÑOS
 
Rosa [historial 144998], con diabetes, deterioro cognitivo moderado y dependencia "moderada" para las actividades básicas, acude a Urgencias del Severo Ochoa el 10 de enero a las 5 de la tarde con síntomas de hipoglucemia.
 
Su familia "le ha administrado por la mañana la dosis de insulina retardada habitual pero apenas ha desayunado, probablemente por malestar general secundario o probable infección urinaria".
 
Dos horas después, a las 7 de la tarde, se inicia la sedación terminal con el cóctel habitual, esta vez con doble ración de Cloruro Mórfico. Fallece a las 2 y media de la madrugada del 11 de enero, 7 horas y media después del inicio de la sedación.
 
La Comisión de Peritos señaló que Rosa recibió la sedación terminal "sin agotar el tratamiento indicado" para la hipoglucemia.
 
INÉS, 85 AÑOS
 
Inés [historia 526.843], con antecedentes de hipertensión arterial y un ictus declarado dos años antes que había dejado una secuela de "hemiplejia residual", acudió a Urgencias el 8 de noviembre de 2003 a las 4 menos diez de la tarde por pérdida de conciencia.
 
Se le practica un TAC, se analiza su sangre y su orina, y se diagnostica un Ictus ("posible reinfarto", concluyen los peritos) e infección en la orina.
 
A las 10 de la noche, recibe la visita letal.
 
Se inicia la sedación con 40 miligramos de CLM –el doble que en otros casos–. A las 12 de la mañana del día siguiente, otro equipo médico detecta el tratamiento sedante y lo retira, por considerarlo contraindicado.
 
Inés "está sin morfina hasta que 30 horas después, de nuevo, otros médicos tachan el anterior tratamiento y reintroducen la sedación terminal con Tranxilium 200 miligramos, más 50 miligramos de morfina cada 12 horas, más premedicación Midazolam 15 miligramos en bolus". Fallece a la media hora.
 
Inés era una "paciente no terminal" que, "ante un ictus y un cuadro infeccioso", recibió "sedación sin indicación de tratamiento de ningún síntoma refractario y sin agotar el tratamiento indicado activo".
 
Los peritos también señalan en este caso que la "dosis de fármacos son inadecuadas por exceso".
 
EL HOSPITAL YA DETECTÓ EN 2003 LAS ANOMALÍAS
 
Por primera vez, se muestran a la Opinión Pública los casos concretos de mujeres y hombres que recibieron sedación terminal contraindicada en el servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid), cuando lo dirigía el doctor Luis Montes.
 
El número de muertes en Urgencias ya alertó a los propios gerentes del hospital público en 2003, según reveló este martes Libertad Digital.
 
La Comisión de Mortalidad del Hospital informó de un número anómalo de sedaciones "no adecuadas" en Urgencias, un servicio que registraba, además, un número igualmente anómalo de muertes.
 
En 2002, fallecieron 242 personas en el servicio de Urgencias del Severo Ochoa, el 45,3 por ciento de las muertes registradas en el hospital. En 2003, cuando se emiten los primeros informes internos sobre el funcionamiento del servicio, el número de decesos en Urgencias se elevó a 267, un 42 por ciento del total.
 
Tras estallar el escándalo por una denuncia anónima, en 2005, el número de muertes en Urgencias del Severo Ochoa bajó a 114, y después de la destitución de Luis Montes como responsable del servicio, el número de decesos en Urgencias ha pasado a 71, en 2006 y 99, en 2007.
 
"MALA PRÁCTICA MÉDICA"
 
La comisión de peritos del Colegio de Médicos de Madrid advirtió que en el servicio bajo la supervisión de Montes "Se han realizado sedaciones terminales con dosis injustificadamente altas de medicamentos y en asociaciones potencialmente peligrosas, lo que ha generado una situación de riesgo innecesario adicional a los pacientes de muerte por depresión respiratoria".
 
En 20 de los 73 casos analizados por el Colegio de Médicos, se administró sedación terminal a pacientes que, "por estar en coma profundo", no la necesitaban o "no estaban indicadas. Ello constituye una mala práctica médica".
 
En otros 10 casos, se administró la sedación terminal "sin identificar el síntoma" de rechazo al tratamiento paliativo habitual. En estos casos, además, "no se emprendían tratamientos específicos de control" y por tanto, la sedación "no estaba indicada. Ello constituye una mala práctica médica", concluyen.
 
Por último, en los 4 casos detallados en este informe periodístico basado en las conclusiones del informe de los peritos al que ha tenido acceso Libertad Digital, la sedación "estaba contraindicada", bien porque no se documentó enfermedad terminal, bien porque no se demostró que el paciente rechazase el tratamiento habitual, o bien porque no se motivó la no existencia de una alternativa terapéutica.
 
"Esto constituye una mala práctica médica", vuelve a dictaminar la comisión médica.

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