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El cardenal Sistach, excluido de la Ejecutiva de la CEE

Las elecciones de la Conferencia Episcopal confirman a Rouco de nuevo al frente de la CEE y a un Sistach que queda excluido de la Ejecutiva.

Desde este domingo se celebra en la calle Añastro de Madrid la Plenaria de la Conferencia Episcopal, una de las más importantes de los últimos años orientada a definir el rumbo de la Iglesia en España en los próximos años. Y es que este martes se debía decidir mediante votación la presidencia, vicepresidencia y el Comité Ejecutivo de la CEE.

Finalmente, para la presidencia se han cumplido todos los pronósticos y el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha sido elegido presidente para los próximos tres años. Esta será su última reelección puesto que en agosto cumple los 75 años, edad a la que se tiene que presentar la renuncia según el Código de Derecho Canónico. Esto supondría que el Papa previsiblemente aceptaría su renuncia al final de su gobierno, en 2014. Con esto, el gallego supera a Tarancón como obispo que más tiempo ha presidido la CEE al haber sido elegido cuatro veces por las tres del cardenal de la transición.

Sin embargo, más sorprendente ha sido la votación para vicepresidente. Casi todos los expertos religiosos daban por hecho que habría un duo Rouco-Sistach al frente de la Conferencia Episcopal. Pero Libertad Digital ya informó sobre la posibilidad más que factible de que el arzobispo de Barcelona quedase totalmente relegado en estas elecciones.

Este arrinconamiento ha quedado de manifiesto este martes puesto que el cardenal Martínez Sistach no sólo no ha sido elegido vicepresidente sino que al no acceder a este puesto queda también fuera del Comité Ejecutivo. De hecho, resulta curioso que un cardenal quede fuera de mando de la Conferencia Episcopal. Pero al llevar ya dos trienios en este comité no podía repetir por lo que tan sólo le quedaba ser nombrado presidente o vicepresidente.

Esta situación deja claro que a pesar del capelo cardenalicio, el catalán y su línea pastoral no despiertan grandes simpatías entre sus compañeros. Además, ante los rumores que colocan a Saiz Meneses en Barcelona, de línea opuesta a Sistach, se abre la veda para que Barcelona pueda tener nuevo obispo el año que viene.

El elegido para vicepresidente ha sido el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, que repite de nuevo en el cargo. De este modo, los obispos españoles han apostado por la continuidad en la cúpula. Otra consecuencia de este nombramiento es la salida del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, como vicepresidente. Al prelado valenciano le ha ocurrido algo parecido que a Sistach, tenía que ir a todo o nada. Y se ha quedado en nada. A Osoro igualmente le habían situado en la carrera por Madrid aunque estas elecciones le han dejado mal colocado para el cargo.

Igualmente, estas elecciones además han dejado en evidencia los deseos de algunos de los periodistas religiosos, que veían un cambio radical en la iglesia española. Es lo ocurrido en La Vanguardia, donde se llegaba a asegurar hoy mismo que Rouco podría no ser reelegido ante un Sistach "al alza". Pues nada de nada.

Eso sí, Sistach ha recibido un premio de consolación al ser designado presidente del comité episcopal de liturgia.

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