El número de junio de este año de la revista Pedimos la palabra, publicada por la Asociación de vecinos de Zarzaquemada de Leganés, tenía su portada dedicada a un tema tan eminentemente vecinal y tan leganense como el bloqueo a Gaza. El titular de portada dejaba lugar a pocas dudas: "Israel asesino".
En su interior, varias informaciones, para empezar una tomada de la web ultrarradical de izquierdas Rebelión, estaba escrita por un supuesto corresponsal en Turquía que incluye varias inexactitudes como "la existencia de 20 desaparecidos" en la famosa flotilla "solidaria" asaltada en las cercanías de Gaza por Israel.
La crónica incluye las declaraciones de los tres españoles que viajaron en los barcos y que dicen cosas como que "el barco parecía Guantánamo" o que su acción era "una forma de lucha legítima, efectiva y necesaria" o que "Israel tiene que pagar por lo que ha hecho".
También se publica en el mismo número de la revista un texto firmado por Amnistía Internacional con varias falsedades sobre lo ocurrido con la flotilla; y un artículo de opinión, firmado por un tal Ángel Rejas que dice que Israel "mató en 20 días a ¡1.400 personas!", en referencia a la Guerra de Gaza; y que llega a preguntarse "¿Por qué no se juzga a Israel como genocida del pueblo palestino?".
Sin embargo, estos contenidos radicales no evitan que el ayuntamiento de Leganes, presidido por el socialista Rafael Gómez Montoya, sea el gran benefactor de este libelo, con dos anuncios a todo color: uno en la contraportada de la publicación y otro en la penúltima página.
Asociación ¿de vecinos?
La asociación de vecinos de Zarzaquemada que edita la susodicha revista recibe también, según ha podido saber Libertad Digital, sustanciosas subvenciones municipales e incluso organiza actos con el propio ayuntamiento (PDF).
Entre sus intereses vecinales están, tal y como podemos ver en este número de la publicación, el calentamiento de los océanos, la contaminación electromagnética en Bilbao o los alimentos transgénicos, por poner algunos ejemplos que no ayudan, precisamente, a comprender por qué el alcalde de Leganés paga con el dinero de todos sus vecinos a libelos antisemitas.