Según informa Telegraph, el predicador baptista, de 42 años, fue detenido en virtud de la ley de orden público. Sin embargo, esta ley fue creada para controlar el problema de los hooligans de los equipos de fútbol inglés y no para controlar el sermón de un pastor.
En este sentido, este predicador, fue acusado de crear “acoso, alarma o angustia” al enumerar los pecados que aparecen en la carta de San Pablo a los Corintios, y en los que aparece la homosexualidad. Tras pasar varias horas en un calabozo fue puesto en libertad bajo la condición de que no predicara más en la calle. Y es que los sermones callejeros son muy frecuentes en algunas comunidades cristianas en el mundo anglosajón.
El detenido se sintió humillado y aseguró que “me quitaron mi libertad por una denuncia de alguien a quien no le gustó lo que dije”. Pero además, su defensa indicó que “la jurisprudencia ha establecido que la doctrina cristiana que indica que la conducta homosexual es pecaminosa es una creencia digna de respeto en una sociedad democrática”.
Los hechos se produjeron cuando Dale McAlpine repartía material religioso y debatió con una mujer sobre la fe. Entonces habló de una cita bíblica en la que se decía que la homosexualidad aparecía en una lista de pecados junto a otros como la blasfemia, la fornicación o el adulterio.
Una vez dicho esto, la mujer se alejó y alertó a un policía de zona que había en un lugar cercano. Éste se acercó y le advirtió que estaba usando un lenguaje racista y homófobo. El predicador le replicó que no era homófobo y se limitó a lo dicho en la Biblia. Y a renglón seguido fue donde surgió la polémica puesto que el agente se identificó como gay y como oficial de enlace con el Colectivo de Gays y Lesbianas de la policía del condado. “Sigue siendo pecado”, repitió McAlpine.
Después, el predicador baptista realizó un sermón de veinte minutos en la calle y, dice, sin nombrar la homosexualidad. Sin embargo, en el lugar aparecieron tres policías uniformados que se llevaron al pastor detenido acusado según los puntos 5 y 6 de la Ley de Orden Público.
Esta polémica ley, ideada para hooligans, supuestamente prohíbe el uso de lenguaje ofensivo que pueda causar situaciones de violencia. En varias ocasiones ya ha sido utilizada para acusar a militantes cristianos.