(Libertad Digital) Según publica el diario El Mundo este sábadosábado, Sara Burgos, la monitora de 22 años del colegio público Gayarre de Barcelona, ha recibido el comunicado de que no se le piensa renovar el contrato. La joven, una de las encargadas de cuidar a los niños de 1º de Primaria del colegio desde enero hasta el pasado 22 de junio, recibió instrucciones tajantes para no atender a aquellos niños que se dirigieran a ella en castellano.
En su lugar, Burgos debía obligarles a hablar en catalán con frases como "A veure, torna-m'ho a repetir que no t'he entes" (a ver, vuelve a repetírmelo que no te he entendido), según El Mundo. Ninguna excepción estaba permitida, ni siquiera con niños que tuvieran dificultad de habla.
Burgos denunciaba no sólo las férreas normas lingüísticas a las que se sometía a los niños, sino también las presiones sufridas para utilizar sólo el catalán en las comidas informales en las que les acompañaba el director del centro. Todo ello pese a que la totalidad de los empleados eran castellanohablantes y usaban el castellano en sus conversaciones.
A petición propia, tras las vacaciones escolares fue trasladada a un instituto público barcelonés para hacerse cargo de alumnos de 3º de la ESO. Tras aceptar el puesto, la empresa la emplazó a asistir a una reunión laboral para trabajar en el nuevo centro el pasado 3 de septiembre. Tras su celebración, "me dijeron que debía acudir el primer día de curso, el 15 de septiembre".
El martes 9 del mismo mes su relato apareció publicado en las páginas de El Mundo. El día 12 la joven recibió, en medio del puente celebrado en Cataluña con motivo de la Díada, una llamada del responsable de su contratación para informarle que no acudiera el día 15 a su nuevo lugar de trabajo.
"Me argumentaron que se había introducido unos problemas burocráticos con las becas de comidas de algunos alumnos y que no había muchos chicos en el grupo. Por lo tanto, no me necesitaban", declara la chica en El Mundo. Sara Burgos ha podido saber, sin embargo, que su plaza ha sido ocupada por otra persona.
La empresa subcontratada por la Consejería de Educación de la Generalidad para realizar el servicio de comedor del colegio público Gayarre es la Sociedad Anónima de Nutrición, Educación y Dietética (Saned), domiciliada en Barcelona. Según El Mundo, en su último ejercicio facturó más de cuatro millones de euros y cuenta con 340 empleados. Eduardo García Natividad, su único administrador, no pudo ser localizado por el rotativo.