Nueva polémica en la iglesia vasca Siguiendo los pasos de lo ocurrido con monseñor Munilla en San Sebastián, sus vecinos vizcaínos están intentando imponer a un obispo a su medida en Bilbao y para ello no han dudado iniciar una campaña dirigida al Nuncio y que tiene como fin que finalmente el sustituto de Blázquez no sea el actual auxiliar, Mario Iceta.
Libertad Digital ya informó del cambio radical que desde el Vaticano se ha decidido dar a la Iglesia vasca y que pasaba por la llegada de obispos del perfil de Munilla y de Iceta, nombramiento de hecho ya decidido en Roma desde hace tiempo y que no se ha materializado debido a los siempre tranquilos pasos que se dan desde la Santa Sede.
Ambos están siendo protagonistas de campañas de descrédito por parte de un clero y de unos religiosos que quieren imponer un prelado de perfil nacionalista, idea apoyada decididamente por un PNV que ya ha tenido enfrentamientos con Iceta. Querían como obispos a sacerdotes vascos y que hablaran euskera y los dos lo son aunque la gran diferencia, y de ahí las grandes críticas, es su alejamiento del nacionalismo. No quieren una iglesia vasca al servicio de esta ideología.
El hasta ahora obispo auxiliar de Bilbao, y el más joven de los prelados españoles, ya había aguantado criticas por haber decidido formarse fuera de los seminarios vascos y ahora que se acerca su nombramiento para ser el titular de la sede vizcaína, sus críticos intentan quemar sus últimas naves.
Esta semana un grupo de 700 laicos, religiosos y sacerdotes de Vizcaya firmaron un escrito dirigido al Nuncio en España, Renzo Fratini, en el que se quejan de “la falta de participación de la iglesia local de Bilbao en la designación de su Obispo”. Pero su principal exigencia pasa por ser ellos mismos los que elijan a un nuevo prelado que debe cumplir un perfil ya conocido por todos: vasco, euskaldún y sobre todo nacionalista. Los firmantes lo venden de otra forma y para ello piden que la designación obedezca a intereses “exclusivamente evangélicos”.
"Esta esposa no quiere un esposo impuesto. Ni secretismos. Ni juego de intereses que no sean los exclusivamente evangélicos", expone el grupo, que reclama al Nuncio que la Iglesia de Bilbao sea "interlocutora en ese discernimiento" (la designación del Obispo), dice la nota.
Esta misiva es el último recurso que tienen antes del cantado nombramiento. Si finalmente se produjera podrían optar por el boicot, algo que sufrió Munilla en Guipuzcoa, que vio como buena parte de la Curia presentó su dimisión tras su llegada.
Sin embargo, existe una diferencia y es que altos cargos de la curia bilbaina ya han firmado esta carta que quiere impedir el nombramiento de Iceta. Según informa El Correo, pesos pesados de la diócesis ya han hecho público su rechazo a la llegada de este obispo “impuesto”.
Entre ellos se encuentra Joseba Andoni Gerrikaetxebarria, ex vicario y director del servicio vicarial del clero; Kerman López, delegado episcopal de Caritas; Javier Oñate, director del Instituto Diocesano de Pastoral o Jesus F. Garitaonaindia, rector del santuario de Begoña.
Otros firmantes con cargos importantes son Juan Tomás Uribarri, presidente del Consejo de Comunidades de la Iglesia de Vizcaya; José María Delclaux, delegado de Pastoral Social, Iñaki Etxezarraga, miembro del secretariado del Servicio Vicarial del Clero o Marisa de Miguel Pérez, integrante del primer comité del Consejo Diocesano de Pastoral.
Mario Iceta Gavicagogeascoa tendrá que lidiar con estos firmantes puesto que desde su cargo como obispo auxiliar tiene que estar en contacto con ellos dadas sus respectivas responsabilidades. Una situación difícil para un prelado al que le quedan por delante un mínimo 30 años de carrera episcopal, puesto que ahora tiene tan sólo 45 años.
Pero a pesar de esta campaña de presión la decisión ya está tomada desde Roma y el futuro de la iglesia vasca pasa por sacerdotes fieles al magisterio y a Roma, comprometidos en lo social pero no al servicio de un nacionalismo que ha convertido al País Vasco y a Cataluña en las regiones más secularizadas de España, con escasísimas vocaciones y con la casi nula presencia de jóvenes en la vida de la iglesia.