Según informa La Razón, el Ministerio de Defensa continúa su particular cruzada para evitar que el Museo del Ejército de Toledo se salga del discurso marcado por la Ley de la Memoria Histórica.
El Museo ya acumula una larga lista de agravios por parte el ministerio, que lleva cerca de seis meses supervisando cada coma y cada punto, persiguiendo sistemáticamente todas sus actuaciones.
La última supone la censura más absoluta a los textos explicativos de la colección que recuerda la resistencia de Moscardó y sus hombres al asedio de las milicias republicanas sobre el Alcázar de Toledo. Esta colección ya fue suprimida incialmente conforme a los criteros del Gobierno, pero los textos – especialmente los de un gráfico- han supuesto el verdadero foco de la polémica entre los responsables del ministerio y del museo.
Los textos, decían así:
"Durante la dictadura del General Primo de Rivera finalizó la guerra de Marruecos y la monarquía constitucional se transformó en una monarquía autoritaria. Con la Segunda República (...) no se consigue sentar las bases de un nuevo modelo de Ejército. Asimismo, ninguna de las dos formas de gobierno logra implantar un sistema político estable que unido a la progresiva radicalización de las opciones políticas en medio de una crisis internacional de la democracia desembocó en una guerra entre los españoles" "Con la llegada del régimen franquista, el Ejército se ajusta a la estructura de un ejército de paz".
Veinticuatro horas después de recibir los textos oficiales, el responsable de del ministerio de Defensa llamó al responsable del programa del Museo para expresarle su rechazo por la denominación de las salas, trasladándole la orden de Carmen Chacón de "revisarlas".
Después llegaron las reprimendas del subdirector de Patrimonio Histórico Artístico de Defensa, que se quejaba de que aparecieran los nombres de Franco y Primo de Rivera y no los de Martínez Campos, Prim, Espartero o Godoy. Además, subraya la sentencia "si se menciona expresametne a Franco en un texto de este tipo debería ser "porque mantuvo a España fuera de la II Guerra Mundial". El Museo descartó las modificaciones rotundamente.
La respuesta de Defensa fue tirar de la Ley de Memoria Histórica para obligar al Museo a acatar las discusiones y dejar de molestar. Les remitieron otro escrito, en el que se aseguraba, según La Razón: "no se pueden ni deben citar en textos murales como ejemplo a soldados que, por las razones que fueran, vulneraron el ordenamiento constitucional vigente en su momento. Por ello, si se quiere citar el desembarco de Alhucemas, se citará sin referencia expresa al dictador. Y esto no es censura, sino respeto y acatamiento al marco legal vigente mientras no se demuestre lo contrario".
El coronel encargado del proyecto zanjó la polémica anunciando que si finalmente se ve obligado a variar el discruso histórico "el coronel que informa solicita respetuosa, pero firmemente, ser relevado de la jefatura del equipo por negarse con los mismos respeto y firmeza a participar en la ocultación o tergiversación de la Historia".