LD (Europa Press) La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, presentará este lunes en la sede de Naciones Unidas en Nueva York el polémico Plan Nacional de Derechos Humanos que el Consejo de Ministros aprobó el viernes pasado. Entre las 172 medidas que se aprobaron en el texto incluyeron de forma velada una nueva ofensiva laicista que pretende eliminar cualquier símbolo cristiano para equiparar la religión católica con la musulmana. El pretexto, la pluralidad.
La presentación del plan coincidirá con el acto de conmemoración en la ONU del 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, para el que se ha organizado un concierto de la Orquesta de las Tres Culturas que dirige Daniel Baremboim y que España copatrocina con 42.500 euros para financiar la orquesta, según fuentes gubernamentales.
Durante su visita, la vicepresidenta se reunirá con el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, y firmará un acuerdo de constitución de un fondo español en el Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer, UNIFEM, que preside la española Inés Alberdi. La portavoz del Ejecutivo pondrá fin a su visita el martes, tras ofrecer una conferencia sobre la actual situación económica mundial y sus soluciones en la Universidad de Columbia, informó el Ministerio de la Presidencia.
El Plan Nacional de Derechos Humanos situará a España, junto a Suecia y Noruega, "en la vanguardia" mundial en esta materia, en palabras de De la Vega. Entre las 172 medidas que contempla, destaca la decisión del Gobierno de instalar cámaras en aquellas dependencias que reciban a detenidos en régimen de incomunicación, como es el caso de los terroristas; la eliminación de este régimen para los menores de edad o la concesión de una autorización de residencia a aquellas mujeres víctimas de la trata de blancas, entre otras.
El Ejecutivo español tiene previsto presentar también el plan en el primer trimestre de 2009 ante la sede de Naciones Unidas en Ginebra, donde se reúne el Consejo de Derechos Humanos, órgano al que aspira entrar España y donde está situada la famosa cúpula de Barceló, que poco después de inaugurarse comenzó a desmoronarse. También se llevará ante el Consejo de Europa y las instituciones de la UE.