Literalmente, la tradición significa "cabeza de año", y el rito celebra la creación del mundo por parte de Dios, y lo que es más importante "la creación del hombre, no del judío, sino del hombre en general" explica Jacobo Israel, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España.
La víspera del Rosh Hashaná le seguirán diez días de meditación, ya que la introspección y la reflexión son las señas características. Los judíos asumen esta fiesta como un "balance general" del año, en el que reflexionar sobre los propias faltas, con jornadas marcadas por un emotivo ambiente familiar.
Similar a las cenas de nochebuena cristianas, la judía incluye alimentos con un secular significado ritual: mandan la dulzura de las manzanas, la miel, los dátiles o las granadas, esperando que esta dulzura sea providencial para el nuevo período.
Además del plano más personal, meditarán sobre el año que acaba como comunidad, un examen de conciencia colectivo, que culminará en las promesas para el año que comienza. La tradición dice que es en esta festividad cuando Dios juzga a los hombres, situándoles en el lugar correspondiente a sus actos.
La culminación llega con el Yom Kippur, o día del perdón que simboliza el "arrepentimiento de corazón". Al llegar el ocaso, los judíos ayunarán, hasta el anochecer del día siguiente. Pero no hay tristeza en la celebración, a la que los sefardíes incluso denominan "Ayuno Blanco", insistiendo en la plenitud de la celebración. El shofar cerrará el círculo de nuevo.
Los judíos españoles ante el 5771
Con motivo de este nuevo año, el presidente de la Comunidad de Federaciones Judías de España ha hecho balance este martes en Madrid. Jacobo Israel ha señalado la Ley de Libertad Religiosa, y el antisemitismo como los dos escollos principales que marcarán lo que está por llegar.
Sobre la futura legislación, el optimismo de la comunidad judía es moderado. Los cálculos anticipan que el Ejecutivo lo tendrá muy complicado si insiste en aprobarlo durante esta legislatura. Su carácter de Ley Orgánica hacen necesario un arsenal de apoyos que hoy por hoy, está lejos de reunir.
A la pequeña comunidad judía española ( entre 45.000 y 50.000 personas) se les presentan dos obstáculos más el nuevo curso: "La asistencia religiosa en las cárceles" explica Jacobo Israel, y "la relación con los Ayuntamientos".
Y es que, son pocas las veces en las que los presos logran la asistencia de un rabino en las cárceles. Desde las asociaciones judías alertan del "descontrol" en las solicitudes, y sitúan esta problemática como uno de los retos que solventar con la Administración. Del mismo modo, llaman la atención sobre las trabas que encuentran en los consistorios españoles, sobre todo en materia de licencias de suelo, y terrenos.
Pero, desde luego, el balance más oscuro proviene del antisemitismo, ese fantasma que aún ha persistido en el año que dejan atrás. Sobre la evolución que ha sufrido esta tendencia en la sociedad española actual, este miércoles se presentará el informe relativo para el año 2010, aunque el presidente deja un anticipo: "Al menos, se han producido menos actos violentos contra los judíos".