Cristina Hoyos ha puesto a la venta el Museo del Baile Flamenco por un precio de 5.997.000 euros a través de un anuncio en la página web 'idealista.com', que cuenta con un informe y un vídeo donde la propia bailaora explica las prestaciones y características de la casa-palacio que alberga el museo.
El proyecto supuso un capital de 5,1 millones de euros y recibió 881.459 de euros de subvención por parte de las administraciones públicas. Pero si otros museos de Sevilla incluido los más relevantes, eran y son de acceso gratuito, no era gratuito el de Cristina Hoyos que cobraba a 10 euros la entrada.
El portavoz de Cultura del PP en el Parlamento andaluz, Antonio Garrido, criticó el "magnífico negocio" del Museo del Flamenco, propiedad privada de la directora del Ballet Flamenco de Andalucía, Cristina Hoyos, a la que reclamó la devolución de las subvenciones y exigió a la Junta de Andalucía la apertura de una investigación Según indicó una nota de prensa, Garrido ya reprochó en otras ocasiones el "trato de favor" que las Consejerías de Cultura y de Innovación, así como el Ayuntamiento de Sevilla, han dado desde 2006 a una de las artistas del "club de beneficios asegurados" y de las más implicadas en la defensa de la política socialista.
Aunque la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía no quiso "entrar en detalles" sobre si el museo tendrá que devolver las subvenciones que le fueron concedidas, la Junta de Andalucía pedirá a la bailaora Cristina Hoyos que devuelva la subvención de 537.000 euros que le concedió a principios de 2007 si cierra el Museo de Baile Flamenco tras la venta del inmueble en el que se ubica desde hace tres años, en el barrio de la Alfalfa.
En virtud de la normativa vigente y de la orden de incentivos a la que se acogió Hoyos cuando solicitó la subvención, según ABC, la inversión debe mantenerse por un plazo mínimo de cinco años, cosa que en este caso no sucedería hasta el año 2012 La Consejería sostiene que la ayuda de más de medio millón de euros se ajustó a la ley puesto que se justificó la inversión realizada en este espacio cultural, pero que la orden autonómica de incentivos deja claro que el proceso "no acaba cuando se concede la subvención, sino que existe un control y seguimiento que se debe mantener durante cinco años desde el momento de la concesión".
Así, la empresa beneficiaria debe comunicar durante este período cualquier alteración que se produzca en relación al proyecto presentado, "incluso un mero cambio de domicilio". Lo que plantea, pues, Cristina Hoyos, que es la venta del inmueble, con independencia del uso que el nuevo propietario le dé, obligaría a la Consejería de Innovación a pedir la devolución total o parcial de la subvención recibida.
Una historia de favoritismo
El antecesor de Bibiana Aido en la Agencia Andaluza del Flamenco, Alberto Bandrés, tuvo que dimitir como consecuencia de su encontronazo con Cristina Hoyos, la bailaora mimada del régimen. Fue en 2006. La Agencia del Flamenco comenzó a funcionar en el mes de enero de 2005, "con una clara vocación de erigirse en el organismo único de coordinación de todos los recursos de preservación e impulso del flamenco". El Partido Popular de Andalucía vinculó la dimisión del director de la Agencia Andaluza del Flamenco al "escandaloso" informe de la Cámara de Cuentas sobre la fiscalización del año 2004 de la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales, al "fracaso de la Agencia" y al "enfrentamiento que mantuvo Bandrés con la todopoderosa Cristina Hoyos".
Hoyos estuvo entre "Los gorrones de Guadalajara", feria del libro mejicana a la que acudieron invitados casi 400 personas pagadas por la Junta. "Claro, por eso tienen que reforzar la embajada cultural. Venga, flamenco, mucho flamenco. Como saben, no hay nada que tenga más que ver con los libros que el flamenco. A Guadalajara, de gorra, han ido la directora de la Agencia del Flamenco y la directora del Centro Andaluz de Flamenco. Y la inevitable Cristina Hoyos, que es al régimen de Chaves como las castañuelas de Lucero Tena al franquismo". Eso escribía Burgos, don Antonio. La directora de la Agencia era Bibi Aido, recuerden.
Y no olviden el maltrato de la Junta a Matilde Coral, bailaora familiar de Sevilla, si se compara con las ayudas recibidas por la Hoyos. Escribía Eusebio Pérez, jefe de informativos de la COPE Andalucía, aún en tiempos de Losantos y Vidal: "Cristina Hoyos, activista del PSOE, se ha beneficiado de múltiples subvenciones públicas que le permiten mantener sus variadas actividades artísticas y su amplia actividad política. 700 mil euros no es moco de pavo; una suma muy importante que ha salido tanto de mi bolsillo como del que en este momento lea este post. Es un ejemplo más de lo tremendamente rentable que supone estar al servicio de los socialistas en Andalucía. Los que no están al servicio del régimen, por ejemplo, Matilde Coral, la pasan canutas.
Coral, artista trianera de los pies a la cabeza, no se vendió a los socialistas, y lo está pagando caro. Lleva 10 años intentando mantener a duras penas su Escuela de Danza de Triana, donde ha formado a cientos de artistas andaluces sin recibir un euro de subvención. Sin embargo, Matilde Coral, necesita ampliar su Escuela y hasta el momento, sólo ha recibido buenas palabras de la Consejería de Cultura mientras que el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ni tan siquiera se ha molestado en recibirla. Esa falta de espacio, le ha provocado una pérdida de una cuarta parte de su alumnado.
Matilde Coral teme que esta noticia, las subvenciones de 700 mil euros a la socialista Cristina Hoyos y el apoyo de la Justicia al articulista que la criticó a ella y a las administraciones públicas, le pueda perjudicar ante una próxima reunión que tiene prevista con la Junta. La bailaora trianera nunca ha querido venderse al poder político, sólo buscaba apoyo de la administración para sacar hacia adelante una Escuela de Danza que aporta mucho al panorama cultural andaluz. Matilde Coral se queda con su ética y con su integridad, de lo contrario, hoy tendría una hermosa Escuela de Danza y una saneada cuenta corriente." No hace falta más.