Varios centenares de personas se manifiestaron desde las 18 horas entre la plaza Elíptica y Legazpi de la ciudad de Madrid para homenajear a Carlos Palomino y apoyar a su familia en el juicio contra su supuesto asesino que empezará la próxima semana, una marcha que transcurrió sin incidentes, pero en medio de amenazas a la prensa proferidas por varios miembros de la organización.
La manifestación estaba encabezada por una gran bandera con la imagen de Carlos Palomino, el adolescente asesinado en noviembre de 2007 presuntamente por un militar que acudía a una manifestación de Democracia Nacional, así como por su madre, Mavi Muñoz, que afirmó que el juicio de Carlos "cerrará un círculo", pero "Carlos estará muy presente y será un miembro más de los caídos ante el fascismo".
"Ahora hay que empezar a trabajar en otros niveles y en ello estaremos. Los chicos trabajarán en sus programas de trabajo y yo desde mi asociación lo que tenga en mi trabajo, y esto será en base a la misma lucha: las víctimas contra la violencia del fascismo, xenofobia y racismo", señaló Muñoz.
Por otro lado, la madre de Carlos Palomino indicó que "ya está bien de tanta tolerancia a estos individuos -en referencia a los miembros de los grupos ultra derechistas y de sus manifestaciones- que han tenido demasiados años manipulando a la gente, tergiversando y asesinando, que es lo peor".
Durante la marcha, que recorrió las principales calles del distrito de Usera, los participantes corearon lemas como 'No es delito ser un antifascista', 'Carlos hermano nosotros no olvidamos', 'Ninguna agresión sin respuesta' y 'Josué asesino', entre otros.
Asimismo, lanzaron proclamas como 'Televisión-manipulación' y algunos de los responsables de la organización de la marcha impidieron hacer fotografías y grabar a los periodistas en su perímetro.
La manifestación fue fuertemente vigilada por varias furgones de la Policía Nacional y un helicóptero del Cuerpo. Los agentes se desplegaron por la cabecera, por las calles laterales y en el final de la manifestación, así como en las bocas del Metro cercanas, para controlar que los manifestantes no llevaran objetos contundentes ni intentaran provocar destrozos.