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César Vidal: "Hoy me despido con la conciencia del deber cumplido"

Stand by me (cuenta conmigo) ha sonado puntual, a las 20.00 horas. Tras él, César Vidal ha leído su último editorial en la cadena COPE. Había apuestas sobre el año que corría en la cabeza de César para despedirse. Ha sido 1865, acompañando a Lincoln: “Con malicia hacia nadie…”.

Stand by me (cuenta conmigo) ha sonado puntual, a las 20.00 horas. Tras él, César Vidal ha leído su último editorial en la cadena COPE. Había apuestas sobre el año que corría en la cabeza de César para despedirse. Ha sido 1865, acompañando a Lincoln: “Con malicia hacia nadie…”.

A las ocho de la tarde comenzaba la otra cita de esta jornada histórica para la radio española. Por la mañana se despidió Federico Jiménez Losantos agradeciendo los años de libertad vividos. César Vidal dedicó su editorial también a la despedida. Y eligió el siglo XIX para encontrar a uno de los personajes que más le apasiona: Abraham Lincoln. El director de La Linterna, "esta vez con menos ánimo de ser exhaustivo que nunca", recordó su paso por el programa. Como Federico, César Vidal se despidió con elegancia, agradecimientos y esperanza. El programa recogió los testimonios de muchos colaboradores.

En la despedida de César Vidal no podía faltar la voz de las víctimas del terrorismo. El que fuera presidente de la AVT y artífice de la rebelión cívica contra la negociación del gobierno con ETA, Francisco José Alcaraz, agradeció el apoyo recibido desde los micrófonos de la Cadena COPE tanto de César Vidal como de Federico Jiménez Losantos, a quienes definió como "la rebelión cívica de las ondas". También Ángeles Domínguez, presidenta de la Asociación de ayuda a las víctimas del 11-M dedicó unas palabras a César Vidal en esta emotiva última tertulia. "Hoy se cierra un capítulo para las víctimas del 11-M, la que ha sido nuestra emisora, la de las víctimas", dijo Domínguez.

Otra persona que quiso despedirse de César Vidal fue Javier Gómez de Liaño que destacó que tanto el director de La Linterna como Federico Jiménez Losantos "con sus programas han educado a una ciudadanía que está acostumbrada a que piensen por ella". A lo largo de este último capítulo de La Linterna, César Vidal también ha recibido el cariño y reconocimiento de contertulios y colaboradores como Javier Rubio, Luis del Pino, Roberto Centeno o Carmen Tomás entre otros.
 

Una oyente que se identificó como Silvia, del País Vasco, agradeció el "espacio de libertad" que ha supuesto La Linterna de César Vidal, cuyo programa calificó de "bocanada de aire fresco que nos ha hecho ver las Vascongadas distintas a como son". Agradeció al director del programa que les haya hechos ver que pueden ser "ciudadanos de primera y con derechos" y aseguró que las personas como ella que viven ocultas y discriminadas en su tierra a causa de sus ideas les "cargaba las pilas" cada vez que conectaban la radio. "Nos sigues haciendo falta", dijo "Silvia" cuyo nombre verdadero tuvo que ocultar. "No pudiendo hablar en las Vascongadas, aquí se me puede estar escuchando en toda España". "Federico y tú sois un ejemplo de coherencia".

 

 


EDITORIAL DE CÉSAR VIDAL
Viernes, 10 de julio de 2009
 

Corría el año 1865, y más concretamente el 4 de marzo, cuando Abraham Lincoln fue investido presidente de los Estados Unidos por segunda vez. Aquel día, el cielo estaba nublado y el breve cortejo tuvo que transitar por una avenida cubierta de barro para llevar a cabo la ceremonia. Con todo, lo peor no era el clima ni la situación de las calles sino que la nación se hallaba sumida en una terrible guerra civil que había durado cuatro años y en la que habían perecido centenares de miles de personas. 

En su discurso, Lincoln recapituló aquella tragedia, hizo referencia a sus causas morales y no dejó de citar la manera en que había que contemplar la mano de Dios incluso en las desgracias que acontecen a lo largo de la Historia. Sin embargo, Lincoln no era fatalista y acabó concluyendo su discurso con las siguientes palabras:
 

Con malicia hacia nadie, con caridad hacia todos, con firmeza en lo justo, según Dios nos conceda ver lo justo, prosigamos hasta concluir la labor en la que nos hallamos; para vendar las heridas de la nación; para cuidar de aquel que haya sufrido, y también a su viuda y a su huérfano, para hacer todo lo que pueda concluir y consumar una paz justa y perdurable entre nosotros mismos y con todas las naciones. 


Cuando Lincoln terminó su discurso, pronunció el juramento, besó la Biblia, se inclinó y, finalmente, abandonó la plataforma. Con aquellas palabras, Lincoln había indicado su firme resolución de seguir luchando por la libertad y por la unidad nacional, pero, al mismo tiempo, había indicado su voluntad de cerrar heridas y de actuar con caridad hacia todos y siguiendo lo que Dios le mostrara.

Hoy, 10 de julio de 2009, es mi último día ante estos micrófonos como director del programa La Linterna. Con menos ánimo de ser exhaustivos que nunca desearía recordar algunos de los hechos acontecidos a lo largo de estas cinco temporadas.

Durante cinco años, ubicado en un pequeño despacho de tres metros por tres metros, carente de ventanas, he desempeñado la tarea de dirección de La Linterna con la ayuda de una de las mejores redacciones de la radio española, pero, sobre todo, con el respaldo de todos ustedes y con la ayuda de Dios.

Nunca pensé en dirigir un programa de radio. Nunca lo quise. Nunca lo ambicioné y, por supuesto, nunca intrigué para obtenerlo. Quizá por ello he pensado siempre que, a causa de mi desapego y falta de ambición, Dios decidió que este cometido recayera sobre mi.

Asumí la dirección sólo después de que me lo pidió Federico Jiménez Losantos – el mejor comunicador que ha tenido la Cadena COPE – sólo después de que yo ofrecí la posibilidad de contratar como director de La Linterna aotras cinco personas que fueron rechazadas y sólo después de obtener garantías de total libertad en mi trabajo.

Si recapitulo lo que han sido estos años, mi balance sólo puede ser muy positivo. Llegado a La Linterna en un momento en que el programa se había desplomado durante la temporada anterior, desde el primer día expresé mi deseo de que la nueva Linterna transcurriera sobre la base de dos principios. El primero, pronunciado por Sócrates, que afirma que sólo la vida que es vivida críticamente merece la pena de ser vivida y el segundo, anunciado por Jesús, que proclama que la Verdad os hará libres. A ellos he procurado mantenerme fiel durante estas cinco temporadas.

La Linterna logró en apenas unos meses superar todos los índices de audiencia que había tenido este programa a lo largo de su Historia, se situó en el primer lugar de audiencia en su franja horaria durante las dos primeras horas y se consagró en el segundo puesto en la segunda mitad de su emisión. Por añadidura, La Linterna pasó de manera inmediata a ser el segundo programa de COPE en números absolutos de oyentes y el primero en share o cuota de audiencia, un record que ha mantenido de forma imbatible durante todos estos años. De manera semejante, La Linterna recibió distintos galardones y premios como el micrófono de plata o la Antena de oro por sólo citar dos de los más importantes.

Con todo, lo que, a mi juicio, ha proporcionado su razón de ser a La Linterna durante estos años no ha sido ni su éxito de audiencia, ni sus premios. Lo que ha definido su existencia en estas cinco temporadas es que ha pretendido hacer el bien y hacerlo bien y que ha intentado hacerlo, de manera especial, proporcionando un micrófono a aquellos que no tenían voz. Así ha sido porque nunca consideré que este micrófono fuera mío y porque siempre pensé que con él tenía que servir y no que me tenía que servir de él.

Desde estos micrófonos se ha defendido la cultura de la vida frente a los embates de la cultura de la muerte dispuesta a desproteger de sus derechos al nasciturus o a legalizar la eutanasia

Desde estos micrófonos se ha defendido a las víctimas del terrorismo exigiendo memoria, dignidad y justicia a un gobierno dispuesto a pactar con los terroristas

Desde estos micrófonos se ha defendido el derecho de los padres a educar a sus hijos en la lengua oficial del Estado y en general a todos aquellos que sufren día a día el gobierno opresor de los nacionalistas

Desde estos micrófonos no se ha dejado de buscar la verdad sobre el 11-M a pesar de todos aquellos que han pretendido cerrar el camino a la justicia propalando una falaz versión oficial

Desde estos micrófonos se ha defendido continuamente a la familia frente a los ataques continuados de la ideología del género y de los intereses del lobby gay

Desde estos micrófonos se ha defendido de forma incansable la unidad de España como nación de ciudadanos libres e iguales frente a la codicia desmedida de los nacionalistas y a la traición de las fuerzas que colaboran con ellos

Desde estos micrófonos se ha defendido la libertad y la dignidad humanas frente a un programa social que pretende marcar la vida humana desde antes de hacer hasta la tumba

Desde estos micrófonos se ha intentado viajar por todo el territorio nacional sin excepción contemplando el entusiasmo de los oyentes o la emoción de aquellos que en Cataluña o las Vascongadas podían escuchar al final del programa el himno nacional con lágrimas en los ojos

Desde estos micrófonos se ha tratado de acercar la información y la cultura a los ciudadanos

Desde estos micrófonos se han defendido incansablemente los cimientos de una cosmovisión judeo-cristiana que aparece reflejada en la Biblia y que recuerda que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios y

Desde estos micrófonos no sólo se ha intentado mostrar cómo vivir mejor sino también incluso como bien morir siendo numerosos los testimonios acerca de aquellos que fallecieron con una oración en los labios inspirados por la tenue luz espiritual que había surgido de esta modesta Linterna.

Nada de esto ha sido tarea fácil. Desde el principio, este programa fue objeto de presiones, amenazas, intentos de soborno y querellas. Sin embargo, en ningún momento aceptamos doblegarnos y, ciertamente, no nos han doblegado ni nos hemos rendido por un solo instante.

Hoy, me despido con la conciencia del deber cumplido y dando las gracias de todo corazón a la dirección de esta casa que me permitió un ejercicio de libertad diaria que, con toda seguridad, hubiera sido imposible en otras cadenas; a todos los miembros de mi excepcional equipo; a todos ustedes que nos han obsequiado con su afecto continuo y su fidelidad inquebrantable y, sobre todo, a Dios que ha derramado generosamente Su amor, fuerza y alegría sobre esta labor durante estas cinco temporadas.

Me marcho, como señaló Abraham Lincoln, “con malicia hacia nadie, con caridad hacia todos, con firmeza en lo justo, según Dios me concede ver lo justo y con la firme resolución de proseguir mi labor para vendar las heridas de la nación; para cuidar de aquel que haya sufrido y para hacer que brille la Verdad y la Libertad”. De ustedes me despido hasta septiembre en que, Dios mediante, estaré dirigiendo un nuevo programa de noche en otra cadena de radio. En mi – lo saben ustedes - siguen teniendo un amigo siempre dispuesto a escucharlos y a abrir el micrófono para que se expresen. 

Hasta nuestro reencuentro que Dios los bendiga.               

       

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