(Libertad Digital) César Vidal reconoce que ha logrado leer un libro de Saramago hasta el final, pero califica aquello de "sufrida circunstancia", por lo que no duda en señalar al premio Nobel de Literatura como "plúmbeo, pedante y pretencioso, a lo que añade una característica tan relevante como resultar políticamente correcto hasta la náusea".
¿Cómo ha logrado un escritor así el fenomenal éxito de público y crítica que acompaña al autor portugués desde hace años? Vidal lo explica de forma meridianamente clara: "Saramago ha trepado a donde ha trepado no por sus méritos literarios -suponiendo que tenga alguno más allá de dar forma de libro al cloroformo- sino simplemente porque está en sintonía con los giliprogres del mundo que son legión aunque, por regla general, no famélica".
El "exabruto" (parafraseando a José Blanco) de Saramago ha sido motivado por la visita del Cardenal Bertone a nuestro país, un acontecimiento que ha excitado de forma sorprendente el verbo de la progresía española, como recuerda Vidal en su artículo poniendo uno de los mejores ejemplos, las polémicas frases de Gabilondo en su informativo en Cuatro, donde acusó al gobierno "de abrirse de piernas ante Bertone (no caeré en especulaciones por caridad cristiana sobre quién asumió ese cometido) y ahora a Saramago a hacer referencias a la Inquisición o a las ventajas fiscales del clero".
El escritor portugués ataca a la iglesia por lo ocurrido hace cientos de años pero, como bien recuerda Vidal, mientras "no creo que existan ya católicos que defiendan la Inquisición" los hay que, como el propio Saramago, "aún no ha entonado el «mea culpa» por su apoyo al comunismo que se llevó por delante cien millones de vidas en el siglo pasado".