El Papa Benedicto XVI ha lanzado un mensaje a favor de la vida como "sagrada e inviolable desde el momento de su concepción" en su homilía de la ceremonia de dedicación al culto del templo de la Sagrada Familia de Barcelona, en la que también ha defendido la institución del matrimonio católico.
Ante 6.500 fieles y autoridades, 1.100 concelebrantes y 800 cantores, el Pontífice ha pedido que "la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente".
"La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana, y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar", ha afirmado el Pontífice.
Según Ratzinger, "el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su estación, alumbramiento, crecimiento y su término natural", tras lo cual ha hecho una defensa del matrimonio católico. Así, el Pontífice ha pedido un apoyo "decidido" del Estado al hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia.
Tras constatar que "las condiciones de vida han cambiado mucho" desde los orígenes del cristianismo, ha destacado que los cristianos no deben contentarse con los progresos técnicos, sociales y culturales, sino que "deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia".
Benedicto XVI ha abogado por medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su "plena realización".
Tras agradecer al cardenal y arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, su bienvenida y saludar a los Reyes y al cardenal Ricard Maria Carles, además de a todos los asistentes, Benedicto XVI se ha servido de la figura del artífice del monumento de la Sagrada Familia, Antonio Gaudí, al que se ha referido como "arquitecto genial y cristiano consecuente", para mostrar la consonancia entre fe y belleza.
En toda la arena de la plaza de toros se habilitaron sillas de plástico y además hay otros dos tercios de la plaza llenos de fieles, incluso en los tendidos más altos. Muchos de los presentes portan banderas vaticanas, españolas y catalanas, incluso independentistas.
El entusiasmo rompió los protocolos
Los 6.500 fieles, según algunas fuentes, que presenciaron la misa del Santo Padre para dedicar al culto la Sagrada Familia de Barcelona, rompieron el protocolo y rigor propio de estos actos religiosos y despidieron calurosamente al Pontífice de pie, con aplausos y algún 'Viva el Papa'.
Incluso algunos asistentes, móvil en mano, realizaron fotos al Pontífice mientras salía del templo, tras más de tres horas de ceremonia, haciendo caso omiso a las advertencias de algunos de lo presentes para que guardaran silencio, y con la música de fondo del Mesías de Haendel.
El Pontífice les correspondió risueño y alzando su mano, y llegó a pararse para saludar a algunos asistentes a lo largo del pasillo, especialmente a los niños cantores de la Abadía de Montserrat, en medio de sonoros aplausos y muestras de emoción.
Antes de salir de la basílica y tras el rezo del Angelus, con más de una hora de retraso, Benedicto XVI destapó una placa que inmortaliza la designación del templo para el culto el genial edificio modernista de Antonio Gaudí.
La ceremonia duró unas tres horas. En medio de unas fuertes medidas de seguridad, los Reyes entraron en la nueva basílica minutos antes de la diez, donde el público rompió en aplausos con la entrada de Benedicto XVI procedente del Palacio Arzobispal en el Papamóvil.
Los aplausos fueron especialmente efusivos y constantes al principio, con las filas más próximas a la entrada, y se han hecho intermitentes al alcanzar las primeras filas, lugar de las autoridades, junto al pasillo central.
Al otro lado, también en los primeros bancos, se han colocado los principales representantes del templo, como el presidente delegado de la Fundación de la Junta Constructora de la Sagrada Familia, Joan Rigol, y los miembros Helena Cambó y Joaquima Alemany; y el arquitecto jefe, Jordi Bonet, pero se ha ausentado el escultor Josep Maria Subirachs, indispuesto.
Las principales autoridades políticas han sido el presidente del Congreso, José Bono; el ministro Ramón Jauregi; el presidente de la Generalidad, José Montilla; el vicepresidente, Josep Lluís Carod-Rovira; los consejeros socialistas Antoni Castells, Montserrat Tura y Ernest Maragall; el presidente del Parlament, Ernest Benach, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu.
Como estaba previsto, no ha acudido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que sí estará esta tarde de domingo en la despedida al Pontífice en el Aeropuerto del Prat, para rendirle honores de jefe de Estado.
Detrás se han situado diputados de las Cortes y el Parlamento, y concejales barceloneses; muchos de ellos, de CiU y PP, además del líder de C's, Albert Rivera. Han estado también los alcaldes de Lleida, de Tarragona y de Sabadell, los socialistas Angel Ros, Josep Fèlix Ballesteros y Manel Bustos; y el de Sant Cugat, Lluís Recoder (CiU).
Antes de la comunión, todos ellos se han tenido que dar la mano en señal de paz. No todos han comulgado después. Por detrás de ellos se ha podido ver a representantes de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y a miembros de la sociedad civil, como el presidente de La Caixa, Isidre Fainé; el editor editorial del Grup 62, Fèlix Riera, y la presidenta saliente del TSJC, Maria Eugènia Alegret.
El Papa también recibió aplausos al acabar su homilía, con el canto del Virolai, después de que también haya empezado su discurso en catalán, con referencias a la Moreneta y la virgen de la Mercè.
El discurso ha sido una defensa de la vida y el matrimonio entre hombre y mujer, y también ha aludido a la basílica menor como "espacio de belleza, fe y esperanza".
Otro momento de la misa, el Pontífice también destacó la belleza del edificio. Y el arquitecto jefe, Jordi Bonet, intervino antes de la misa para afirmar que el templo muestra la utilidad del arte para la fe; en el caso de Gaudí, con una catequesis simbólica a través de la geometría y las alegorías de la naturaleza.
Lleno total en la plaza de toros
La plaza se llenó una vez que el papamóvil ha pasado con el Santo Padre por delante del coso taurino, ya que muchos asistentes han optado por ver primero el paso de Benedicto XVI camino a la Sagrada Familia, y luego seguir la celebración desde la plaza de toros, convertida hoy en un templo improvisado en el que recibirán incluso la eucaristía.
Los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía y Benedicto XVI tuvieron un encuentro "muy cordial" de doce minutos en la Sagrada Familia, minutos antes del inicio de la solemne misa que dedicará al culto el edificio diseñado por Antoni Gaudí, según han informado fuentes de la Casa Real.
Al finalizar el encuentro, los monarcas regalaron a Benedicto XVI un facsímil del Código Áureo del siglo XI, que contiene una colección de los cuatro evangelios, y éste a les obsequió con 'La historia de los Papas a través de las medallas pontificias del siglo XV al siglo XX'.