El domingo salían a la luz los planes de la SGAE para saltarse los preceptos que impiden la modificación de edificios históricos, y que Esperanza Aguirre paralizó a tiempo.
La Sociedad pretendía convertir un Palacio de la localidad madrileña de Boadilla del Monte en su sede central, a pesar de que pesa sobre ella la consideración de Bien de Interés Cultural, y fue declarado monumento histórico-artístico en 1974. Sus planes eran añadir 9.500 metros más para su disfrute, y usar las reales dependencias para oficinas, pretensiones que ABC calificó de "sueño de Teddy Bautista".
El presidente de la sociedad se ha indignado profundamente con estas informaciones, y ha dirigido una curiosa carta al diario de vocento, en la que vuelve a presentar a la entidad que preside como una asociación puramente altruista.
"Lo de la restauración del Palacio del Infante, nunca ha sido un sueño, más bien un servicio a la sociedad civil" asegura, justificando sus pretensiones basándose en que el Palacio "está en ruinas" y con la SGAE allí instalada se "revitalizaría".
De las afirmaciones del presidente, se traduce la desbordada solidaridad de sus socios que: "Invertirían en el proceso treinta millones de euros, donados generosamente por Autores y Editores". Llama la atención que, algunos de estos mismos autores y editores, supuestamente financiadores del Palacio, se hayan manifestado hace escasos días por la "precaria situación de su sector".
Además, no deja pasar la oportunidad para quejarse nuevamente de que su sociedad sea objeto de críticas. Bautista corrige a la periodista que aseguró que el Palacio era su sueño, y sostiene que: "Tengo, como cualquier ciudadano instruido y esperanzado, mis sueños, el más importante es que mis hijos se desarrollen en una sociedad respetuosa y observante de valores y principios, cultivando la verdad y el amor al prójimo, o sea, la tolerancia y la generosidad. Que expulse los juicios paralelos y las causas generales (inquisitoriales), y profese el reforzamiento del Estado de Derecho".
La versión de Bautista no deja de ser curiosa, ya que considera que no es que se haya paralizado su proyecto porque atentase contra un Bien de interés cultural, o porque exista normativa contra ese tipo de actuaciones…sino que, "es el eterno problema de perder oportunidades, distraídos por la burocracia y el ruido mediático, sin abordar el futuro, apostando por la excelencia educativa y los nuevos patrones de productividad".