El antiguo profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que hizo a Santigo Carrillo, doctor honoris causa, era conocido por sus alumnos como "El Cromagnon" y "El Clorofilo". El primitivo mote lo justifica ante el periodista de El Mundo, aludiendo a su aspecto “era la forma más física de llamarme”, confesó. Y la “sencillez” de su atuendo le valió el segundo “Llevaba zapatos verdes, pantalón verde, camisa verde....De primitivo tengo la aspiración a la sencillez”.
El titular de Educación, recordó con añoranza sus tiempos de estudiante hippie con melena, en la que vivía en una buhardilla en Malasaña, y el ahora ministro se justificó “la mala educación era una forma de protestar”.
Como metafísico de formación, Ángel Gabilondo reveló algunas de sus aficiones “Me gustan los payasos”, “de los geniales desconfío”, mientras por otro lado confesó “me gustaría ser sencillo”.
Al experto en pensamiento francés no le gusta Nicolás Sarkozy, y elogió largamente a Vicente Ferrer, al que afirma que no se le “dio bola” con su muerte porque “el mundo está enfermo...todo deviene en espectáculo, muerte y vida”.
Sobre la política catalana sentenció que “no soy defensor de la ley catalana, lo que hago es leerla”, y reveladoramente sostuvo, como ex religioso corazonista, que “Está uno como para dar lecciones a los demás”.