(Libertad Digital) El 26 de septiembre de 2002, Ecologistas en Acción afirmaba que un pez mutante ha sido hallado en el río Ebro, en el entorno de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), según pretendía publicar la revista científica 'Science'.
En esa fecha, Libertad Digital se hizo eco de la noticia, difundida por varias agencias de información, en un reportaje en el que se recogía el siguiente texto: "Un grupo de ecologistas alemanes realizaron un estudio en el pantano del Sobrón, entre las provincias de Burgos y Ávila, y encontraron un pez que había sufrido reacciones mutagénicas a causa de la radioactividad de las aguas. Los ecologistas denunciaron también que las hortalizas de la zona son más grandes de lo normal, según ellos, porque se riegan con agua que tienen isótopos radiactivos".
Al día siguiente, la propia organización ecologista se encargó de desmentirse a sí misma. Reproducimos parcialmente la noticia publicada en Libertad Digital el 27 de septiembre de 2002:
"El grupo Ecologistas en Acción ha reconocido que mintió deliberadamente cuando anunció el jueves la aparición de un pez con graves alteraciones genéticas en las cercanías de la central nuclear de Garoña (Burgos). Alegan que querían dar "un golpe de efecto" y alertar sobre el riesgo de las instalaciones. Un portavoz del grupo de ecologista, Miguel Soto, reconoció que no existe tal estudio, ni se ha localizado una especie mutante ni existen los científicos alemanes a los que se refirió. "Habíamos tratado el asunto en varias reuniones y decidimos que sería un buen golpe de efecto difundir esta información y desmentirla unos días después, probablemente coincidiendo con la marcha contra la central de Garoña, prevista para el próximo domingo", explicó Soto".
"Los discursos catastrofistas venden más"
Recientemente, un ex miembro de Greenpeace, concretamente el danés Bjorn Lomborg, denunciaba que "los discursos catastrofistas" de muchos grupos ecologistas son "una letanía sin fundamento científico". Este profesor de Estadística dijo que los activistas verdes "hacen una lectura selectiva e interesada" de los informes de las organizaciones internacionales sobre el estado del planeta y, de este modo, elaboran discursos "exagerados y carentes de respaldo científico".
"Los ecologistas han convertido el estado del planeta en una opción ideológica y por eso se ven obligados a decir que el mundo va a peor" y se empeñan "en alertar sin fundamento" sobre "el exagerado crecimiento de la población", la "extinción masiva" de especies, o la "contaminación en aumento" de la atmósfera y del agua.
El ex ecologista también denunciaba que los medios de comunicación juegan "un papel muy importante" a la hora de expandir estas "ideas apocalípticas", dado que "las buenas noticias en medio ambiente no son noticias", mientras que "venden mucho más" las opiniones "catastrofistas" que vaticinan "un fin del mundo inminente".