Camino a la independencia a través de un ansiado protagonismo mediático. El independentismo político en Cataluña y el nacional-progresismo eclesial han encontrado un nuevo eslabón y un referente mediático de lo más curioso. Una monja, benedictina para más señas, se ha convertido en todo un icono de la independencia de Cataluña. Y mientras tanto el abad de Montserrat se ha subido al carro para quemar sus últimas naves y así poder convertirse en el sustituto del cardenal Martínez Sistach en Barcelona.
El pasado domingo el monasterio de Montserrat se convirtió en la tribuna del independentismo catalán. Allí se llevaron a cabo actos políticos, se desplegó una señera gigante e incluso se hizo una misa para bendecir la "Marcha por la independencia". Y todo ello con el plácet del abad del monasterio de Montserrat, Josep María Soler, que incluso recibió a una delegación de esta asamblea.
Sin embargo, la estrella del acto fue una religiosa conventual que para poco por su convento. Estrella mediática en Cataluña y asidua a las tertulias televisivas, la monja Teresa Forcades subió a la tribuna para pedir la independencia de Cataluña.
Esta religiosa, que debería vivir en clausura, aseguró entre decenas de señeras que "la independencia es un proyecto de diversidad" comparándola incluso con la "pluralidad de la Trinidad Cristiana". Forcades citó incluso el Antiguo y el Nuevo Testamento para justificar que la independencia es un paso para garantizar la diversidad en el mundo.
Feminista y adicta a los medios
La benedictina que vaga sin control por parroquias barcelonesas del mismo modo que por los estudios de televisión no ha dudado en numerosas ocasiones en romper la doctrina católica sin ser reprobada por el arzobispo Sistach ni por su superiora en Montserrat.
Su primer gran momento de gloria a escala nacional se produjo durante la crisis de la gripe A. Como una activista radical grabó varios vídeos contra las vacunas alcanzando así espacios en informativos y en diarios de tirada nacional.
A partir de ese instante se convirtió en un icono del progresismo. De hecho se ha declarado feminista e incluso justifica el aborto. Todo ello sin ningún tipo de problema. Así, en TV3 afirmó que el aborto no es un crimen porque no es otra vida sino algo que forma parte de la madre. Pero lo más grave se produjo cuando aseguró que ha sido Dios quien ha puesto el feto en la madre y que por tanto le corresponde a ésta decidir.
El abad que quiere ser obispo
El otro personaje en liza aunque en un segundo plano es el abad de Montserrat. Sin acaparar el protagonismo mediático de Forcades, Josep María Soler siempre ha estado del lado más nacionalista y es uno de los representantes de esta corriente eclesial. De hecho, es uno de los candidatos de dicho sector para sustituir al cardenal Sistach, que ya presentó su renuncia.
En este sentido, Soler se sabe candidato y no ha dudado en contentar a todos aquellos que le han postulado aunque tampoco debe excederse en sus formas para no escandalizar en Roma.
Pero su historial le delata. Firme defensor del Estatuto catalán también apoyó la prohibición de los toros en Cataluña y se alineó a favor de la regulación del aborto.
Montserrat vuelve a convertirse en la cuna del nacionalismo. Lo político y lo eclesial vuelven a unirse aunque cada vez con menos estrellas mediáticas: una monja mediática que busca protagonismo y un abad que busca su última oportunidad de ser obispo. Por suerte, los vientos en Roma soplan distintos que en la montaña barcelonesa, donde estos personajes aún pueden deambular y hablar con total libertad sin ser reprendidos por sus superiores.