El escritor Arturo Pérez Reverte, miembro de la RAE, ha explicado a sus seguidores en la red social Twitter el proceso de la Real Academia de la lengua a la hora de incluir algunas nuevas palabras como"matrimonio homosexual" en su diccionario.
Debido a las numerosas quejas a la hora de definir algunas de ellas, el escritor ha explicado el razonamiento de la institución poniendo en antecedentes al lector, retrotrayéndose al momento en el que el Ejecutivo de Jose Luís Rodríguez Zapatero elaboró la ley que permitía el matrimonio entre homosexuales.
Dice Reverte que "cuando el anterior gobierno preparaba la ley, consultó a la RAE. La respuesta fue que "matrimonio" exige etimológicamente una madre".
Y continúa, en su segundo tuit: "Pero como no coincidía con las necesidades tácticas del Gobierno, éste se pasó el dictamen por el forro. Y lo llamó también matrimonio."
El siguiente paso fue el uso de la palabra por los españoles. "Desde entonces, 'matrimonio homosexual' se ha utilizado con muchísima frecuencia. Han pasado años y el término se consolidó. Y encima, es legal".
Motivo por el cual, y pese a que "la RAE sigue pensando que es una palabra incorrecta", como "expresión oficial y de uso extendido" así como "documentadísima", ha decidido incluirla en su diccionario.
Pérez Reverte ha defendido la institución de las críticas de los tuiteros, asegurando que en ocasiones "los políticos, los analfabetos voluntarios, los demagogos y los cantamañanas" intentan hacer el trabajo de la Real Academia, que al fin y al cabo "sólo intenta recopilar, ordenar y clarificar". Un proceso, dice, que "no siempre es fácil" porque "no siempre puede" y "no siempre la dejan".
No obstante, la inclusión de la palabra, bromeó con su habitual estilo, ha supuesto todo un "revuelo", con el que asegura haber "disfrutado cual gorrino en un maizal".
Es más, Reverte revela que lo mismo ocurrió con el término "violencia de género". Dice Reverte que la RAE recomendó al gobierno de Zapatero utilizar "violencia machista o contra la mujer" porque "género es otra cosa". "Pero el Gobierno prefirió la opinión de las organizaciones feministas a la de la Academia. Por motivos evidentes".