Una ciclogénesis o borrasca explosiva, bautizada con el nombre de Petra y que este martes se está desarrollando al sur de las islas británicas, llegará mañana al tercio norte del país, dejando a su paso fuertes lluvias y rachas de viento de 100 kilómetros/hora.
El fenómeno, poco habitual en España, afectará sobre todo a áreas de montaña y a los litorales de Cantabria, Galicia, Asturias, Navarra y Castilla y León, ha explicado a EFE el portavoz de la Agencia Estatal e Meteorología (Aemet), Alejandro Lomas.
Este tipo de borrasca profunda es la razón por la que más de una veintena de provincias de estas comunidades autónomas estarán mañana en alerta naranja (riesgo importante); las costeras registrarán además olas de entre cuatro y cinco metros de altura y mar de fondo. Petra se dejará sentir a partir de las horas centrales de mañana y el jueves disminuirá su intensidad.
Las precipitaciones derivadas de esta ciclogénesis, un proceso con un ciclo vital muy rápido e intenso, oscilarán de entre 20 y 50 litros por metro cuadrado en 24 horas, una "cantidad que no es espectacular", ha añadido Lomas.
A partir del jueves, las temperaturas también experimentarán un ascenso en la península y en las islas Baleares, de ligero a moderado. Así, los termómetros superarán los veinte grados en el interior y alcanzarán los 25 grados en el Valle del Ebro, litoral mediterráneo o buena parte de Andalucía.
Durante toda la semana, ha explicado el portavoz, predominará un tiempo "típicamente primaveral", es decir, será muy inestable, con chubascos y tormentas en la mayor parte del país.
Más de dos años de Xynthia
Entre el 26 y 28 febrero de 2010, una ciclogénesis explosiva puso en alerta a casi toda España y dejó tres muertos, a miles de personas sin electricidad, se cancelaron un centenar de vuelos y hubo inundaciones. Los vientos alcanzaron los 228 km/hora en Vizcaya.
El Xynthia penetró por Canarias y afectó a Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Castilla León y Andalucía, y con menos intensidad al resto del país, donde el viento sopló a 90 km/hora.
Después, Xynthia se desplazó a Francia, el país europeo que más sufrió sus consecuencias, donde dejó al menos cincuenta fallecidos, varios desaparecidos y decenas de heridos. A continuación avanzó a Bélgica, donde causó una muerte y en Alemania mató a seis personas.