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Federico y el dilema de dar apoyo a la Reina o conocer a Corinna

Recuperados de la conmoción colectiva por el perdón real, que aún colea, los periódicos cuentan el último gemido de Rajoy. Que no hay pasta, leche.

Recuperados de la conmoción colectiva por el perdón real, que aún colea, los periódicos cuentan el último gemido de Rajoy. Que no hay pasta, leche.

El País psicoanaliza al Gobierno y lo ve "como Alicia en el País de las Maravillas, siguen al conejo blanco que corre permanentemente sin saber hacia dónde va y hacia adónde les lleva", dice Fernando Garea. "Corren de un lado a otro colocando parches al tuntún, como un grupo de pollos sin cabeza", opina Juan José Millás. Sin embargo, no les parece del todo mal el tijeretazo en la universidad, mira tú por dónde. "Frente a la necesidad de acometer recortes presupuestarios, siempre es menos doloroso para el sistema elevar la aportación de los ciudadanos (...) No es la peor de las noticias", dice. Al PSOE no le va a gustar. Incluso está de acuerdo con el PP en dar capones a los vagos. "Es indudable que ahí hay un margen para hacer economías, especialmente adecuadas en el caso de los repetidores que consumen tan alegremente tanto recurso público". Que no, que a Rubalcaba no le va a gustar. Para compensar y que no se diga, nos larga una de esas frases hechas. "El gobierno vuelve a hacer gala de precipitación, falta de rigor y una cierta ausencia de sensibilidad social". Ya decía yo, algo falta, algo falta. Pues eso era, hombre, la sensibilidad social.

La Gaceta aplaude la "decisión impopular y dolorosa pero necesaria" del copago farmacéutico, porque como cuenta Javier Quero, su padre "QEPD podía competir sin complejos con la farmacia del barrio". Eso sí, aconseja al PP que se espabile al explicarlos porque al "leer la prensa que envuelve la izquierda uno diría que Ana Mato recorrerá los ambulatorios pateando el tacatá de los abuelos".

También a El Mundo le parece fenomenal lo de la universidad, así que todos amiguitos. "Aunque lo ideal es que se hubiera producido de manera más suave y escalonada, en una situación tan dramática como la que atravesamos, parece bastante coherente esa subida de las matriculas".

Dicho esto, y al borde del bostezo, Federico Jiménez Losantos nos anima el día y pone a caldo a los medios, a los que la cara de Calimero del Rey les puso el vello como escarpias y la manta de tortas que le cayó el fin de semana se tornó en lagrimones al grito unánime de ¡vive le roi! Así lo explica Federico: "Si España fuera un organismo vivo, ayer hubiera muerto de diabetes". Pero vamos al quid de la cuestión. "La gran vencedora de la crisis institucional" ha sido Corinna y "la gran perdedora" la Reina. "En España hay ahora dos clases de cenas y tertulias: la de quienes querrían invitar y dar apoyo psicológico a la Reina y la de quienes querrían conocer en vivo a Corinna". Jo, Fede, yo me apunto a la segunda, no hay color. Y es que El País dijo ayer de "fuentes oficiales" que el Rey, mucho perdón, mucho perdón pero que a su Corinna no se la tocan y no piensa renunciar a la "estrecha relación" que le une a ella. Y a la Reina que le den. "O sea, lo que podía ser un secreto a voces pero nunca aireado por respeto la Reina, acaba de proclamarlo la Zarzuela". Y todavía le "sorprende ver a Corinna en página impar y a Sofía en página par, a la Una como La Otra"

En ABC, Jaime González atiza a Cayo Lara por su ingeniosa frase de "y si sale tonto, ¿tenemos que cargar con un jefe de estado tonto?". Se prepara para dar respuesta a pregunta tan "apasionante" y trata de hacer reflexionar al comunista sobre su filosofal duda recordando al "tirano" Fidel Castro. Pero a medida que avanza se va calentando y deja el debate intelectual. La pregunta "no es más que una memez (...) Señor Lara, me lo ha puesto a huevo: ¿qué hacemos si nos sale un diputado tonto?".

En La Razón una analista gestual que se llama Valvanuz S. de Amoraga explica lo que no vimos del perdón real. "El Rey ha sido sincero", porque verán: "Su mirada es una mirada triste y llena de preocupación", y además está "levemente inclinada hacia abajo a la izquierda". ¡Pues claro, ahora lo veo claro, hacia abajo a la izquierda! Caramba, qué listo, el tío. "Su lenguaje en general refleja culpa y resignación. Al decir que se ha equivocado, mueve la cabeza levemente reafirmando lo expresado", y "niega con la cabeza" cuando dice que no volverá a ocurrir, a ver si nos lo creemos. Pero la prueba definitiva de la sinceridad real es que utilizó "la primera persona", y dijo "me he equivocado" en lugar de la segunda "os habéis equivocado" o la tercera "se han equivocado". Qué pedazo de detalle por su parte. Señor Valvanuz, simplemente genial.

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