Varios agentes de Policía Municipal, acompañados por los vigilantes de seguridad de los juzgados de Plaza de Castilla, han escoltado a la religiosa María G.V. tras negarse a declarar ante el juez de instrucción de Madrid, Adolfo Carretero, por la causa de bebés robados en hospitales españoles.
Ante la gran expectación que ha generado su presencia, el magistrado ha previsto una barrera de seguridad para evitar que la monja fuera captada por los medios una vez hubiera abandonado las dependencias judiciales.
Sor María ha llegado a las instalaciones judiciales en torno a las 8.00 horas de este jueves, entrando por los Juzgados de Guardia de Plaza de Castilla. De esta forma, ha evitado el encuentro con los medios que esperaban su llegada. La religiosa se ha acogido a su derecho de no declarar. Su presencia ante el juez ha durado apenas unos minutos, para abandonar después la sala de vistas escoltada por los agentes de Policía Municipal.
Sor María, que tiene cerca de 80 años y vive en un convento de las hermanas de la Caridad en Madrid, es la primera imputada que declara ante el juez después de que el magistrado recibiera la denuncia de la Fiscalía de Madrid sobre el caso de María Luisa Torres, una madre que acusa a la monja de haberle arrebatado a la hija que tuvo en marzo de 1982 en la clínica madrileña Santa Cristina. La religiosa trabajaba como asistente social en ese hospital cuando, según la denunciante, ocurrieron los hechos.