El coreógrafo belga Alain Platel estrenó el lunes en el Teatro Real madrileño C(h)oeurs, una obra cargada de guiños al movimiento de los 'indignados' y que provocó que gran parte del público se marchara espantado y con gritos de "fuera, fuera".
El público al que no le gustó la obra fue expresando su parecer, para disgusto del resto, durante la hora y cuarenta y cinco minutos de representación: unos abandonando la sala, más o menos en silencio, y otros pateando cuando la música, algunos de los mejores coros de Verdi y Wagner, era sustituida por frases de Margarite Duras o de la novela Las benévolas de Jonathan Litell.
Su reflexión sobre lo individual y lo colectivo, con referencias al movimiento ‘okupa’ de Wall Street, la primavera árabe y la revolución en Egipto, entre otras "conmociones" sociales, ha empezado con el coro cantando Dies irae de Verdi y uno de los bailarines de espaldas desnudo.
Cuando sus otros nueve compañeros han aparecido en escena llevaban en la boca algo: su ropa interior, que se han puesto en medio de incontrolables temblores y al son del Coro de Peregrinos de Wagner y de los comentarios incrédulos de algunos espectadores.
El director del Real admira su "calidad y entrega"
Según informa EFE, los 72 miembros del coro han bailado, interpretado y hecho percusión, y algunos hasta se han desnudado, lo que, según el intendente del Real, Gerard Mortier, describe su enorme calidad y entrega.
Esta producción, en la que colaboran el Holland Festival (Amsterdam) y el Concertgebow de Brujas (Bélgica), ofrece la oportunidad de escuchar algunas de las piezas corales más importantes de la historia en un espectáculo que es "como los cuadros negros de Goya", según Mortier, con formato de gran musical y estructura del teatro griego.