El País lamenta "la pésima noticia para el pluralismo informativo, duramente amenazado por la crisis, y, por extensión, para la democracia". En su editorial, el hasta ahora enemigo de Público, dice que el periódico "logró en poco más de cuatro años una tirada considerable para los ínfimos índices españoles de lectura, y consiguió cubrir la demanda de un sector de la población que se identificaba con su estilo fresco, solvente y crítico; un periodismo en cualquier caso enriquecedor para el panorama español". "Las cuantiosas pérdidas han terminado por desbaratar un proyecto difícilmente sostenible solo en formato digital, dado el todavía minúsculo mercado publicitario que mueve la Red. El cierre de un periódico trasciende el drama laboral y humano de los que para él trabajan. Una sociedad bien informada necesita la diversidad y profundidad de la prensa escrita".
En El Mundo, Federico Jiménez Losantos dice que "el archimultimillonario Jaume Roures, el gran beneficiario de la política mediática del zapaterismo, por La Sexta que le regaló y los contratos con TVE que le consiguió, ha cerrado el diario Público, cuya ferocidad contra medios y periodistas de ideología distinta a la suya llegó a extremos siniestros". Dice Jiménez Losantos que "Roures logró superar en sectarismo una cota insuperable: El País". "Se creyó que Público cerraría apenas celebradas las elecciones del 20-N, pero la enorme fortuna del editor y su proclamada fe comunista hicieron creer a muchos que no permitiría que ocho cochinos millones de euros impidiesen la propagación de sus ideas revolucionarias".
En el mismo periódico, Manuel Hidalgo considera que "la hegemonía de los medios de comunicación conservadores es apabullante y que parece un milagro que la izquierda haya gobernado en España alguna vez, porque superar la contundente influencia de los medios de la derecha es mítico". "Va a ser casualidad que el dinero no esté propenso a financiar una prensa de izquierdas, por lo que todo el rollo de Democracia igual a Libertad de Prensa queda un poco devaluado (...) quienes cuestionan el Capitalismo no encuentran un euro para abordar su jugada". "El cierre de Público beneficia a El País, que puede aumentar 60.000 lectores a cuenta de su único rival por la izquierda".
"Jaume Roures, el baranda de Público, no es un tipo que caiga simpático a primera vista", continúa. "Fijado como viejo izquierdista que se hace, sin despeinarse, de capitalista, ha venido aportando cosas buenas –y malas- en sus negocios mediáticos. Pero nadie le ha dado –Zapatero le dio lo suyo- los nueve millones de euros que necesitaba para hacer flotar Público, porque nueve millones –que no son nada en el plan de la pasta- son mucho cuando no interesa a quienes, de verdad, tienen la pasta. Un coche de alta gama no se va a anunciar en un periódico catalogado para melenudos y perroflautas. Algo habrán hecho mal los de Público cuando no han interesado a más lectores", dice.
En La Gaceta, están "de acuerdo con Rubalcaba: el cierre de Público es una pésima noticia. Pero para los trabajadores y para la libertad de expresión, no para los trostkistas de salón como Roures. Concluye así el corto vuelo periodístico del zapaterismo. Roures deja tirados a los trabajadores de Público y olvidados sus compromisos progresistas. Nunca nos alegraremos ni de que a un periodista le echen de su puesto de trabajo ni del cierre de ningún medio informativo. Los mismos que tanto critican los ERE, los practican".