¿Y quién niega que el Excmo. Sr. Divar no sea el Mandingo de un Alierta, el que le invita a "Conferencias en Monetvideo", por ejemplo?.
¡¡¡Ole por Carlos!!! ¡Qué cachondo el tío!
El mandingo por lo menos es un idioma.
Divar es el que se fue de excursión a la juerga de Montevideo. Juerga que pagaba Telefónica.
Pero no escribió a Alierta. O por lo menos no consta.
A la máxima autoridad representante del pueblo mandinga:
Ruego disculpen la afrenta que para ese noble pueblo y su bella lengua pueda haber supuesto la desgraciada comparación que respecto a ella ha efectuado un tal Dívar, que es no sé qué y no sé cuantos de algo que se llama Conejo General del Joder Judicial o algo así.
Mis respetos.
Un catalán de Castilla.
Pero qué prontito me lo han acojonado, señor Dívar...Sí, sí, apresúrese usted a añadir que su escritor favorito es Salvador Espriú, a ver si así salva los muebles; no vayan a anatemizarle los separatistas. Joder, qué pocos huevos le echan algunos a la tortilla.
Que pena todo esto. Que entre españoles estemos así.
No soy nacionalista, pero me toca los cojones la comparación. Si la misma hiciera referencia al Galego, Castellano, etc. me los tocaría un pelín menos pero casi igual.
¡A ver que pasa con esa visión de España, señores!
Cuando los "profetas del nacionalseparatismo" despotrican contra el español no se rasgan las vestiduras.
El juez Dívar quizá no ha estado acertado pero ellos son unos tocapelotas.
El amigo Vínculo tiene razón. No hay por qué menospreciar al catalán.... ni tampoco por qué fomentarlo fuerra de Cataluña, digo yo. Lo lógico es convivir con los catalanoparlantes con naturalidad y sin aspavientos, dándole la importancia que tiene el expresarse en una lengua romance que en muchos aspectos se asemeja más al francés o al italiano que al español.
Yo entiendo que en Cataluña, la gente se dirija a sus semejantes en catalán y prefiera que se le hable en esta lengua. Están en todo su derecho. Pero en el parlamento de España, se habla la lengua común, y los que no hemos tenido la dicha de nacer en Cataluña no tenemos por qué saber hablar catalán. Cosa distinta es la obligación de hablar el castellano o español, que está consagrada en nuestra Constitución.
Y con estas cosas no se debe de transigir, porque no son banales.
Se comienza tragando con esto para apaciguar a los" indignados" y se termina comulgando con ruedas de molino, porque la estrategia es ir ganando terreno centímetro a centímetro, apelando al sentido común y a la tolerancia para imponer la intolerancia y el sinsentido