En una extensa entrevista en El Mundo, el ministro de Cultura José Ignacio Wert pide una reflexión al mundo del cine español, y se pregunta si de verdad se pueden llevar a las salas 100 películas al año, o si se puede permitir un sistema de ayudas que viva al margen de la posibilidad de recaudación.
Dice que el esfuerzo debería ser conseguir una mejor cuota con menos películas. "Es evidente que no hay una cuota del 15% -el del año 2011- porque el sistema de ayudas no sea bueno, pero no podemos renunciar a pensar en un sistema de ayudas mejor para que la cuota no sea tan baja".
Para el ministro no puede ser que, como ocurrió en 2010, las ayudas a la cinematografía superen a todo lo recaudado por las cintas nacionales. El actual, dice, es un modelo "demasiado monolítico y excesivamente apalancado", por lo que propone contemplar las desgravaciones fiscales, aunque también "las relaciones entre cine y televisión".
El mecenazgo, dice, es también la "creación de incentivos para la colaboración público-privada, para la colaboración empresarial..." Y defiende el modelo asegurando que exise en los países anglosajones donde no existe la cultura de la subvención.
Sobre la Ley Sinde dice que usar en su contra la libertad de expresión es "sacar los pies del tiesto" y sobre los toros afirma que habrá que esperar a lo que diga el Tribunal Constitucional acerca de la prohibición en Cataluña.
Lo que se necesita con la Ley Sinde es, según Wert, que la acción sancionadora recaiga sobre quien hace posible que el usuario defraude", por lo que no se plantea perseguir al usuario. "Queremos fomentar una cultura de descarga legal y estimular a las industrias culturales a que encuentren un modelo de negocio en el que la protección intelectual sea compatible con algo que el consumidor se ha acostumbrado a considerar un derecho, y probablemente sea así", dice en El Mundo, poniendo de ejemplo a Netflix y Spotify.
En cuanto a la materia educativa, Wert asegura que en España ha habido un "movimiento antiempollón" que ha generado mediocridad y propone revisar un sistema de becas que, como ocurre con las universitarias, puntúa igual un aprobado que una matrícula de honor.
"Tener resultados excelentes ha de producir efectos, más de los que produce ahora, que son prácticamente ninguno". Dice el ministro que "ha habido un movimiento antiexcelente que genera mediocridad, se ha considerado que premiar a los mejores era castigar a los peores, lo que es absolutamente falso. Ha habido una cultura antiempollón, según el cual el empollón era un friki y no era un modelo, y el modelo se inclinaba a la mediocridad".
El ministro responde también a las palabras de Artur Mas, que tras reunirse con Rajoy dijo, en referencia a la inmersión lingüística, que no se podían tocar las líneas rojas. "Para empezar, ese lenguaje de las línas rojas me gusta bastante poco. Pero me parece que no estaríamos totalmetne de acuerdo en dónde está la línea roja".
Asegura que que el asunto se puede resolver sin fundamentalismos, y que el Gobierno está comprometido con la enseñanza en castellano porque es un derecho reiterado por el Supremo y el Constitucional.
"Nosotros no vamos a pisar el derecho a usar el catalán como lengua vehicular. Pero eso es perfectamente compatible con que a quien quiera que el castellano sea su lengua vehicular se le faciliten los medios para ello. Y no es óbice que lo pidan pocos. Como si lo pide sólo uno".