La misma semana que se conoce que los médicos en Tarragona están obligados a hablar en catalán aunque el paciente no lo entienda y días después de que los Mossos hayan comenzado a emplear el castellano nada menos que como medida de presión contra los recortes de Artur Mas, la libertad vuelve a verse cercenada en Cataluña. Sólo es un ejemplo, pero representativo de lo que ocurre en la Generalidad, ahora gobernada por CiU, antes por el tripartito del socialista José Montilla.
La Casa del Libro de la Rambla de Cataluña, en Barcelona, ha vetado la presentación del libro de Jesús Laínz, 'Desde Santurce a Bizancio. El poder nacionalizador de las palabras' y lo ha hecho, según explicó la propia librería, porque sus salas no acogen presentaciones de libros "subversivos" o "muy problemáticos".
Así lo ha contado el autor a LD, que ha manifestado que en Cataluña ya "no hace falta ninguna prohibición, ningún policía; el pueblo se ha convertido en gendarme de sí mismo, la gente se autocensura porque saben lo que se puede hacer o decir" para no ver perjudicados sus intereses particulares o empresariales. Y esto convierte al sistema en algo "verdaderamente feo", ha señalado Laínz.
Curiosamente en otro feudo nacionalista, el País Vasco, su presentación no tuvo ningún percance. Más allá de algún "chascarrillo" como "vascófobo", al que el autor no da más importancia, Bilbao acogió la obra de buen grado. "La sala estaba llena", unas 500 personas acudieron al acto.
El libro, prologado por el colaborador habitual de Libertad Digital Amando de Miguel, será presentado finalmente el próximo 2 de febrero en el Hotel Catalonia cercano a la Plaza de Cataluña en Barcelona. Sentados junto al autor estarán el presidente de la asociación Convivencia Cívica Catalana, Francisco Caja, y el parlamentario de Ciudadanos, Jordi Cañas.