La Iglesia en Cataluña vive una situación preocupante. Durante décadas buena parte de los responsables de las Diócesis ha estado vendida al nacionalismo catalán. Allí mandaba, y en algunos sitios aún lo hace, un sector nacionalista con un poder cada vez más creciente, que luchaba por crear una especie de iglesia nacional.
Poco a poco Cataluña fue pasando de ser una región con una honda religiosidad a ser, junto con el País Vasco, la más secularizada de España. Curiosamente en ambos sitios una buena parte de sus sacerdotes prefirió la opción nacionalista. Las consecuencias se van observando poco a poco y los datos son desoladores. La práctica religiosa ha caído en picado y muchas iglesias se han quedado literalmente vacías.
Además, las polémicas no paran de crecer y no ayudan a una futura recuperación. Ejemplo de ello son las informaciones sobre los hospitales vinculados a la Iglesia que realizan abortos. Algunos obispos han tomado cartas en el asunto pero en otros de estos centros hospitalarios se siguen produciendo estas intervenciones.
Más trascendencia mediática tuvo el sacerdote, Manel Pousa que se jactó en una entrevista en un periódico de gran tirada de pagar abortos. No sólo no fue reprendido por el cardenal Sistach sino que encima fue galardonado por la Generalidad. Mientras tanto se publicó un libro sobre su vida y allí reconoció que tiene una "amiga íntima", corroboró lo de los abortos y criticó duramente a la Iglesia.
Y mientras las iglesias se vacían de fieles, el arzobispo de Barcelona iba ocupando los cargos de responsabilidad de la Diócesis con destacados miembros de CiU. Una vez que llegó el tripartito, Sistach dio cobijo a numerosos políticos de la formación nacionalista y ahora con la vuelta de los convergentes espera que éstos le devuelvan el favor de alguna manera.
Esta línea no sólo ha vaciado las iglesias sino también los seminarios. Aunque la crisis vocacional afecta a nivel general, en Cataluña los datos son también bastante traumáticos. La recién creada Diócesis de Terrasa, con un obispo no nacionalista y con una línea vaticana clara, ha llegado a superar en pocos años con un seminario nuevo en número de seminaristas a la Barcelona de Sistach, que ha preferido seguir resguardándose con los nacionalistas.
Las bodas caen en picado
Otra de las graves secuelas de esta línea seguida en Cataluña se ha hecho pública por el Instituto de Estadística de Cataluña este miércoles. La celebración de matrimonios católicos sigue cayendo y ha bajado durante 2010 en un 13 por ciento mientras que siguen creciendo las civiles, en un 3%.
El dato es escalofriante si se compara con los últimos diez años. En el año 2000 las bodas católicas representaban el 66,6 por ciento mientras que el pasado año sólo eran el 21,6 por ciento.
Desde 2004, el número de matrimonios civiles es superior a los celebrados por el rito católico, ya que en 2010 se celebraron 20.267 matrimonios civiles, 5.879 católicos y 150 según otros tipos de celebración, tal y como recoge EP. Actualmente, los matrimonios exclusivamente civiles se consolidan como forma mayoritaria de celebración representando siete de cada diez matrimonios de distinto sexo.