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El Hierro: el temblor de una Reserva de la Biosfera

Pese a la calma que piden las autoridades, los científicos no saben qué ocurrirá con la isla más pequeña de Canarias. He aquí algunas de sus características.

El Hierro es la isla más pequeña y la más occidental del archipiélago canario, y cuenta con una superficie de 268,71 kilómetros cuadrados y una población de 10.892 habitantes, según el INE.

El punto más alto de la isla es el pico de Malpaso o Tinganar, que se alza a 1.501 metros sobre el nivel del mar. El perímetro litoral de El Hierro es de 107,5 kilómetros cuadrados, y es la isla canaria más joven –se formó, aproximadamente, hace 3 millones de años-.

La isla se divide en tres municipios –Valverde, Frontera y El Pinar, regidos por PP, AHI-CC y PSOE, respectivamente. Están integrados en la FECAM (Federación Canaria de Municipios) y regidos por la legislación básica de régimen local y sus respectivos reglamentos orgánicos.

Un tesoro natural

El 20 de enero de 2000, la UNESCO designó a El Hierro como Reserva de la Biosfera. Más de la mitad del territorio insular está protegido debido a su diversidad natural y cultural. Destacan la Reserva Marina de La Restinga –totalmente desalojada desde el martes-, la Reserva Natural Integral de Mencáfete, la Reserva Natural Integral de Los Roques de Salmor y el Paisaje Protegido de Timijiraque. Mención especial merecen los lagartos gigantes de El Hierro, que sólo se pueden encontrar en esta isla y pueden alcanzar los 75 centímetros de longitud.

Los sitios más transitados por los turistas son los miradores, que permiten vistas de todos los puntos de la isla. Destacan el mirador de Las Playas –en la zona oriental- y el Mirador de La Peña, construido por el arquitecto y artista César Manrique. Además, destacan las Piscinas Naturales de La Maceta, la Playa de La Arena y tres playas casi inaccesibles: Las Calcosas, Miguel y El Pozo.

Una legislación antisísmica insuficiente

El Ministerio de Fomento aprobó en 2002 la última regulación sismorresistente, que fija "las condiciones técnicas que han de cumplir las estructuras de edificación" para evitar consecuencias graves en caso de "fenómenos sísmicos".

En Canarias, los edificios están diseñados para resistir una aceleración del terreno de 0,04 g., y según un estudio publicado en el Boletín de la Sociedad Sismológica Americana, la "norma infravalora el riesgo en Canarias en al menos el 50%". Es decir, si se produjera un seísmo considerablemente fuerte, la mayor parte de los edificios de El Hierro se hundirían. En la noche del nueve de octubre, la isla fue sacudida por un terremoto de magnitud 4,3: la mayor de las registradas hasta la fecha.

El último volcán registrado, en 1793

El último volcán que se registró en la isla data de 1793. Entre el 27 de marzo y el 15 de junio de ese año, El Hierro registró numerosos temblores. Por entonces, en la ínsula vivían cuatro mil personas, y se produjeron desplomes de grandes proporciones en algunos edificios.

La población estaba aterrada, y los vecinos enviaron a un mensajero a Las Palmas de Gran Canaria para solicitar la evacuación. La Real Audiencia de Las Palmas declaró que la institución no era jurídicamente competente para resolver el asunto, y emplazaron a los herreños a solicitar su evacuación al monarca. ¿Qué dijo Carlos IV? Que no había dinero suficiente.

Ante esta respuesta, la Real Audiencia decidió salvar a los habitantes de la isla, y fletó un barco que transportaba a un predicador, con el fin de confesar a todos los herreños y prepararlos para ir al cielo en caso de muerte. Afortunadamente, El Hierro no se convirtió en Pompeya.

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