La multitudinaria misa oficiada en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos, el mayor campamento montado en España hasta el momento, y que la que se clausurará la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), se ha desarrollado entre aplausos entusiastas de los miles y miles de peregrinos que han pasado allí la noche.
A la eucaristía han asistido Don Juan Carlos y Doña Sofía, y el ministro de Fomento, José Blanco, en representación del Ejecutivo central junto con algunas autoridades de las distintas comunidades autónomas, además de una treintena de parlamentarios de diferentes grupos políticos.
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y miles de sacerdotes concelebraron la misa con Benedicto XVI, en un acto que está durando cerca de tres horas y que están siguiendo en torno a unos 5.000 periodistas de medios de comunicación del mundo entero.
Las adversidades meteorológicas de la pasada noche no han impedido a los voluntarios reorganizar la zona y reubicar a los cientos de miles de personas que han pasado la noche en el denominado "campamento de la fe", mientras que otros muchos peregrinos no cesan de llegar durante su desarrollo.
Si bien los organizadores de la JMJ han declinado ofrecer cifras de asistencia, los voluntarios que atienden las entradas del recinto han asegurado a Efe que se podría hablar de unos dos millones de personas que se extienden por la enorme explanada de Cuatro Vientos.
Aunque todo estaba preparado para que los sacerdotes pudieran distribuir el sacramento de la comunión, esto no es posible por los destrozos causados por el viento y la lluvia en las capillas donde se guardaban los sagrarios y en las que estaba previsto que se pudiera orar durante la vigilia nocturna.
En el campamento ondean las banderas de los países del mundo de los que proceden los fieles que participarán en la denominada "Eucaristía del Envío", ya que desde aquí el papa les destinará a cumplir con su vocación misionera en sus lugares de origen y en su vida cotidiana.
Convertido en un templo, en el que han trabajado un millar de personas durante cuatro meses, el aeropuerto de Cuatro Vientos servirá para celebrar el momento estelar de la JMJ, con un centenar de torres de sonido y veinte pantallas gigantes que seguirán atentamente los peregrinos que no alcancen a ver nítidamente al pontífice.
La superficie de 60 hectáreas ha sido distribuida en parcelas rodeadas de viales de circulación para permitir el paso de los servicios de emergencia y del propio "papamóvil", a lo que se añade un terreno adyacente de otras 34 hectáreas con capacidad para 300.000 personas.
El papa se situará en el altar, una estructura de 18 metros y con el tamaño de una pista de tenis, donde se ha provisto un sistema de enfriamiento por medio de agua vaporizada para crear un microclima con el que proteger a los presentes de un sol que, a estas horas de la mañana, ya empieza a calentar.
En la jornada del viernessegún fuentes del Samur, más de un millar de personas necesitaron asistencia médica por los efectos del calor y por deshidratación y, en algunos casos, por las picaduras de mosquitos y avispas.
El Samur ha pedido también a los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud que "no abandonen el recinto de Cuatro Vientos hasta que no se lo indique el servicio de orden y siga siempre sus instrucciones" para dejar el recinto, una vez termine la Misa, "de forma ordenada y segura".
A lo largo de la zona se han situado numerosas carpas para distribuir alimentos y agua, además de bares donde se pueden adquirir consumiciones y en los que el producto estrella de la mañana ha sido el café, ya que los peregrinos han necesitado grandes dosis de esta bebida para superar el cansancio de estos días y de una noche de vigilia y fiesta.