Hace 13 años, Silvia, que entonces tenía 6, dijo a su madre que su padre abusaba sexualmente de ella. Sus padres, Jordi y Rosa María, se habían separado de forma traumática y la madre convivía con otro hombre. Se comprobó que efectivamente la niña había sufrido abusos, pero ahora se ha sabido que el violador era la nueva pareja de la madre, no el padre biológico.
Jordi fue denunciado por abusos sexuales a su propia hija y se le impidió mantener contactos con la pequeña Silvia. Tres años y medio después, fue juzgado y condenado y pasó siete años en la prisión de Can Brians. Jordi siempre creyó que había sido su ex mujer la que se había inventado la historia, pero no fue así. Había sido su propia hija, presionada por el auténtico abusador.
Según informa La Vanguardia, Silvia contó la verdad a su madre cuando ésta se separó del verdadero agresor, pero Rosa María no la creyó.
Jordi contactó años después con su hija por Facebook y entonces Silvia insistió a su madre en que el auténtico violador había sido su ex novio. Esta vez sí la creyó. Jordi ha presentado una querella contra el culpable y pide una compensación económica por una sentencia injusta.