La investigación muestra que una siesta de una hora puede fortalecer y restablecer en gran medida el funcionamiento cerebral. Los descubrimientos también sugieren que no sólo refresca la mente sino que también puede enriquecerla.
Estos descubrimientos apoyan otros datos previos de los mismos investigadores que explican porqué las noches en vela disminuyen la capacidad para retener nuevos datos en casi un 40 por ciento.
El director de la investigación apunta que estos descubrimientos refuerzan la hipótesis de que el sueño es necesario para limpiar lo almacenado en la memoria a corto plazo del cerebro y dejar paso a nueva información: "el sueño nos proporciona lo que necesitamos" añade.
En el estudio actual se dividió a 39 adultos jóvenes en dos grupos, quienes dormían una siesta y quienes no. A mitad del día todos los participantes pasaban por una tarea de aprendizaje que activaba una región la región del cerebro que ayuda a almacenar recuerdos basados en hechos.
Después de un tiempo de sueño todos ellos realizaron una nueva ronda de ejercicios de aprendizaje. Los que habían permanecido despiertos todo el día tuvieron un peor aprendizaje en contraste con aquellos que durmieron, que realizaron un mejor ejercicio y aumentaron su capacidad para aprender.