Un artículo que publicó este miércoles la revista Science Translational Medicine revela el éxito de una empresa que ha fabricado vasos sanguíneos artificiales, que se pueden injertar en operaciones de desvío coronario.
El equipo lo encabezó la profesora de anestesiología e ingeniería biomédica de la Universidad de Yale, Laura Niklason, cofundadora y directora de operaciones científicas de Humacyte, la compañía privada que desarrolla productos para pacientes con enfermedades vasculares.
Según el artículo, los vasos sanguíneos pueden prepararse con antelación "para que los cirujanos los tomen de la repisa cuando los pacientes los necesiten". Hasta ahora ningún otro injerto vascular creado a partir de tejido humano ha tolerado el almacenaje simple.
Los nuevos injertos, cultivados a partir de la célula de un donante, no causan una reacción del sistema de inmunidad del paciente que los recibe, lo que significa que "probablemente puedan trasplantarse a numerosos pacientes no relacionados sin provocar una respuesta inmunológica", señaló el artículo.
Los investigadores generaron sus vasos sanguíneos a partir del cultivo de células de músculo suave de los tejidos de donantes humanos, y los crearon sobre "andamios", una especie de tubos hechos con un polímero biodegradable. Las células de músculo produjeron colágeno y otras moléculas que formaron una matriz extracelular y, cuando el andamio se degradó quedaron vasos sanguíneos totalmente formados.
El equipo de investigadores despojó las células de músculo suave de los vasos para asegurarse que no causaran una respuesta de inmunidad en los receptores al ser trasplantados. "Estos vasos sanguíneos humanos retuvieron su fuerza y elasticidad y permanecieron abiertos aún después de almacenarse en una simple solución salina durante un año", según el artículo.
Los injertos vasculares humanos también se probaron en animales grandes, sometidos a cirugía de puente coronario arteriovenoso, en el cual el vaso sanguíneo actúa como conexión entre arteria y vena.