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Cameron abre al mercado el sistema de salud británico

El Gobierno británico ha anunciado una reforma radical del servicio nacional de salud (NHS), que permitirá a los hospitales convertirse en organizaciones privadas sin ánimo de lucro, dará más poder de elección a los pacientes y dejará que desaparezcan los centros médicos fallidos.

La nueva estructura del NHS, detallada el lunes en la Cámara de los Comunes por el ministro de Salud, el conservador Andrew Lansley, conllevará la eliminación de 10 autoridades estratégicas y 152 fundaciones de gestión de la atención primaria, con los consiguientes despidos.

La reforma propuesta, que se someterá a consulta pública antes de empezar aplicarla en los próximos tres años, se considera la mayor transformación del NHS desde su fundación en 1948. Trasladará la responsabilidad de gestionar el presupuesto de clínicas y hospitales a los médicos, en detrimento de las autoridades sanitarias que hasta ahora se ocupaban de la parte financiera, y permitirá que dejen de ser entidades públicas y se conviertan en fundaciones privadas.

Los profesionales y la opinión pública están aún confusos sobre su impacto: mientras la Asociación de Médicos Británica (BMA) cree que el cambio será favorable, con el argumento de que los doctores conocen bien las necesidades de sus pacientes y la comunidad, los sindicatos temen que sea un caos y perjudique un buen servicio.

El portavoz de Salud del Partido Laborista, en la oposición, Andy Burnham, describió la iniciativa del Gobierno de coalición como un "experimento político" y dijo que es "una enorme apuesta con un servicio que funciona bien para los pacientes". Por su parte, Katherine Murphy, de la Asociación de Pacientes, pidió al Ejecutivo que dé más detalles sobre su compromiso de dar más poder de decisión a los usuarios.

Según el nuevo sistema, los doctores, que operan como asociados en ambulatorios, tendrán control sobre los hospitales, centros de salud mental y demás servicios que se ofrecen a la comunidad. Un consejo independiente supervisará, teóricamente sin interferencia del Gobierno, la actuación de los doctores agrupados en unas 500 clínicas, indicó el ministro.

La responsabilidad sobre políticas de sanidad pública recaerá sobre las autoridades municipales, añadió. Un servicio llamado Healthwatch elaborará tablas sobre el rendimiento de los ambulatorios para conocimiento de los pacientes, al tiempo que se dará libertad para elegir al médico de cabecera que se quiera, según Lansley. El Gobierno de coalición conservador-liberaldemócrata planea además dar más margen a los hospitales para que tengan consultas privadas, a fin de aumentar sus ingresos.

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