Estos días los alérgicos sufren de un modo más agudo los efectos de la alergia. La ausencia de lluvia y las buenas temperaturas, así como el viento, favorecen el empeoramiento de los síntomas en los alérgicos. La contaminación también entra en juego, sobre todo para aquellos que tienen alergia al polen de pino.
Hace unos años unos investigadores de la Universidad de Navarra y médicos especialistas en Alergología, estudiaron la capacidad alergénica del polen de pino.
Respecto a los elementos nocivos que se tuvieron en cuenta se centraron en los contaminantes más habituales: dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono y partículas de combustión de motores diesel, midiendo el efecto de éstos de forma conjunta y no individualizada.
Precisamente, el estudio manejó la hipótesis de que la potencia alergénica podía ser mayor como consecuencia de la contaminación ambiental, lo que explicaría el incremento global de las alergias en los países desarrollados.
Sin embargo, la capacidad alergénica era similar en lugares limpios y en contaminados. "Lo mismo sucedió en la comparativa entre pinos sanos y enfermos; aunque las zonas que mostraron más potencia alergénica eran las de mayores niveles de ozono", subrayó la especialista.
Entrada la primavera se disparan los casos de alergia. En relación a este polen, este género arbóreo engloba unas 90 especies, "extendidas por todo el mundo por sus beneficios económicos, ya que crece muy rápido". "En España, ocupa más de 230.000 hectáreas, dos tercios de ellas, en el País Vasco", concluyó.