El Ministerio de Sanidad ha identificado hasta 139 terapias de las denominadas naturales o alternativas, analizando con mayor detalle las más solicitadas en España, en concreto la acupuntura, la homeopatía y la quiropráctica. Las principales conclusiones, además de notar que las bases teóricas de dichas terapias no han sido nunca verificados, son que la homeopatía no es más que un placebo y que incluso las terapias que parecen ser más eficaces lo son sólo en unos casos muy concretos.
Así, la acupuntura ha demostrado ser efectiva para reducir varios tipos de dolor, como el dental, el de cabeza y el lumbar, aunque no sirve para nada si lo que quiere el paciente es perder peso o dejar de fumar, o cuando se emplea como terapia contra el cáncer o el asma. Sobre las terapias físicas o manuales, entre las que se encuentra la quiropráctica, no se han realizado suficientes estudios como para llegar a ninguna conclusión, aunque parece que puedan ser eficaces contra el dolor lumbar.
En cuanto a la homeopatía, el estudio concluye que no se ha probado su eficacia "en ninguna indicación o situación clínica concreta" aunque admite que al menos los medicamentos homeopáticos son seguros. Esta alternativa a la medicina consiste, básicamente, en proporcionar remedios en los que el principio activo está mucho más diluido que en las medicinas reales. En algunos casos está tan diluido que puede no existir una sola molécula del mismo en el preparado. Pero los homeópatas creen que el agua tiene "memoria" o "vibración" del compuesto, una afirmación que carece de base científica. No obstante, dada la extremada dilución de los principios activos en el agua, estos fármacos no afectan al organismo.
Ya en 2010 el Comité de Ciencia y Tecnología del Reino Unido elaboró un informe demoledor sobre la homeopatía en el que sus expertos concluían que no hay razones científicas para seguir financiando con dinero público los tratamientos homeopáticos, dada su absoluta carencia de validez terapéutica demostrable.