Como si se tratara del Gobierno de España, Rajoy y los líderes regionales de su partido se han fotografiado comiendo pepino en defensa de un sector que además del vapuleo en Europa sufre, según denuncian, una clamorosa desatención por parte del Ejecutivo de Zapatero y Rubalcaba. En Moncloa descartaron demasiado rápido la idea de salir en apoyo del sector agrícola con una imagen que los más sagaces en el entorno del vicepresidente candidato menospreciaban al compararla con el baño de Fraga en Palomares.
Sin embargo, productores, temporeros, consumidores e intermediarios han exigido a Rubalcaba, Pajín y Aguilar que defendieran el sector de los que ahora parecen graves infundios alemanes. El rechazo de los miembros del Gobierno a fotografiarse con un pepino (y más tras la foto de la consejera andaluza en la que ésta aparecía engullendo un pepino sin pelar) le ha proporcionado al PP una ventaja que ha sabido aprovechar sin convertir la reivindicación del pepino en una trampa gráfica. El hecho de que los pepinos estuvieran pelados y cortados en finas rodajas ayudó a componer una estampa a la que no se pueden poner reparos estéticos.