La reunión de Alcaraz, el valeroso representante de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, con el Presidente del Gobierno, el Ministro del Interior y el Comisario del Gobierno para atacar y dividir a las víctimas, Gregorio Peces Barba y Manjón, nos plantea un caso gravísimo de malos tratos psicológicos al Señor Alcaraz que incluso la UNESCO podría denominar tortura de baja intensidad, o no tan baja. Sufrir la presencia de Peces ya es insufrible. Sufrir la cercanía de Alonso, el que manda detener ilegalmente a quienes apoyan a las víctimas del terrorismo en la calle, es una afrenta moral y hasta física, porque hasta al más curtido de los humanos se le revolvería el estómago viendo ante sí haciendo de policía bueno al jefe de los policías malos. Y en cuanto a Zapatero, la gota malaya debe de ser una ducha de agradable frescor al lado del dolor que cualquier víctima del terrorismo debe de sentir ante el hombre que está resucitando a la ETA para veinte años y liquidando toda la estructura legal y política levantada en España durante muchos años.
Lo que hemos sacado en claro, por las declaraciones de Alcaraz, que no por lo dicho, sugerido o musitado por el ministro Alonso, es que el Gobierno se ha instalado en la turbiedad y junto a la ETA, del mismo modo que se ha plantado claramente frente al PP y la AVT o que se ha cargado el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo de cuya fundación tanto presumía. Que ayer presumiera tanto de lo que tan poco le ha costado destruir demuestra que ZP juega con las cosas más graves como los niños mimados con los juguetes, sin preocuparse de romperlos porque ya le comprarán otros. Dice Alcaraz que ZP no ha negado que esté negociando contrapartidas a cambio de que la ETA diga que abandona las armas (no hay más que ver el caso del IRA para dudarlo) y a esa sórdida negociación apunta, sin duda, el untuoso silencio alonsino, que se escuda en unos supuestos informes del CNI para guardar silencio. A lo mejor informan de la legalización del partido de la ETA o del cheque en blanco pedido al Parlamento para la infame genuflexión ante el terror. A los de la CIA o el Mossad les parecería sensacional.