Otro militar español ha sido asesinado por los terroristas iraquíes, cuyo único norte es impedir que la liquidación del régimen de Sadam sea irreversible y que se cree, gracias a la protección militar de las fuerzas aliadas, otro régimen más democrático, mas respetuoso con sus ciudadanos y vecinos y que no se dedique al saqueo del país al socaire de la guerra con Occidente. El Gobierno ha actuado correctamente al anunciar que España no va a renunciar ni a su presencia militar en Irak ni va a cambiar su política, que es exactamente esa: construir un régimen civilizado en el que no tanga cabida la complacencia ni la excusa con el terrorismo islámico.
Sabemos que Al Qaeda está reclutando a través de Internet y por los canales de ciertas mezquitas dedicadas al crimen organizado terroristas de cualquier parte del mundo que quieran ira a matar "infieles" a Irak y, eventualmente, a morir matando. Los restos del régimen sadamita proporcionan un colchón de acogida indudable a los secuaces y émulos de Ben Laden. La tarea de los aliados será, por tanto, larga y dura. Pero es justa, es buena para Irak y para los países civilizados y al final acabará triunfando, siempre que no se dispare desde la retaguardia contra nuestras propias tropas.
Y es evidente –lo fue ya en los prolegómenos y en el transcurso de la guerra– que una Izquierda-Basura cuya única seña de identidad ideológica es el odio a Norteamérica y, por extensión, a Occidente, quiere conseguir mediante una campaña sistemática de acoso político a los gobiernos y desprestigio de las tropas que hicieron huir a Sadam que Irak se convierta en un nuevo Vietnam. Uno de los mecanismos más abyectos, por eficaces, de esta política es la dignificación de los terroristas de Sadam o Ben Laden llamándolos "Resistencia", vocablo que por asociación con la actividad clandestina antinazi tiene connotaciones de heroísmo y defensa de las libertades; de legitimidad, en suma.
Hay ediciones digitales y hasta en papel de los diarios de más tirada en España que en los últimos días están ofreciendo un auténtico recital de lo que sólo cabe leer como apología o justificación del terrorismo, entrevistando como modelos de civismo a los criminales que asesinan norteamericanos... y españoles. Se parece demasiado a las entrevistas de propaganda que algunos medios de comunicación, extranjeros o de Estella, siguen haciendo a los etarras como para no reconocer el modelo. También para no ver lo que estamos hartos de ver desde la guerra de Irak: cualquier criminal antiamericano y, si se tercia, antiespañol, es, por principio, respetable. No se comparten los medios (o eso nos dicen), pero sí los fines. Eso también nos suena. Demasiado.
A la Izquierda nunca le han preocupado los seres humanos, por eso sigue defendiendo el pasado y el presente del Gulag, bajo Stalin o bajo Fidel Castro. Pero manipula con habilidad –heredada de la Komintern– el exotismo tercermundista para conferir un halo romántico a los enemigos de la libertad. Lo prueba hasta la náusea el culto a ese siniestro criminal, modelo de terroristas, llamado "Che" Guevara. Pues bien, que sepan (y que sepan que sabemos) que están ayudando por acción o por omisión a los que matan españoles en Irak, a los que tratan de crear un régimen que no llene inmensas fosas comunes con niños y mujeres kurdos gaseados o con ancianos chiíes degollados. La única fosa que les interesa es la que diariamente cavan para el liberalismo y para ese Occidente en el que tan bien viven. Pero si ellos han aprendido la técnica de Vietnam, otros han aprendido la lección. La mejor forma de honrar a los asesinados en Irak es respaldando su misión. Así lo hacemos hoy. Así seguiremos haciéndolo siempre.
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Lo que algunos llaman "Resistencia iraquí"
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