(Libertad Digital) El lugarteniente Omar ha explicado que “a partir de ahí”, de cuando hizo contactos con miembros de la banda terrorista en la cárcel, “El Chino comenzó a tener contactos con gente de ETA en el norte”. El Chino y Omar eran socios, y se dedicaban a la venta de hachís y otros estupefacientes (cocaína o heroína entre otros) por varios puntos de España. También explica que “yo acompañaba a El Chino en todos sus viajes. De norte a sur de España. Málaga, Madrid, Santander, Vizcaya, Guipúzcoa. Esos eran los lugares por donde más nos movíamos”.
Como consecuencia de sus actividades delictivas, fue a la cárcel en varias ocasiones en 1994 y 1995. Relata Omar que “en aquella época y en Carabanchel conoció a gente de la banda de ETA. El Chino me dijo que tenía amigos en ETA. Me lo contó cuando salió de la cárcel, pero nunca me llegó a concretar cómo se llamaban o quiénes eran”. Y le especificó “que tenía un amigo de ETA que era mayor y que le enseñó a hacer una bomba con una bombilla”. El Chino le relató a su amigo lo que le habían enseñado en la cárcel los miembros de la banda terrorista: “Se hacía con una bombilla. Se cogía un clavito, se hacía un agujerito en el casquillo y después se le inyectaba gasolina hasta que estuviera llena. Entonces colocabas la bombilla en el techo y cuando le dabas al interruptor, puf. Explotaba”.
Contacto con ETA tras el 11-M
Omar se reformó y dejó el mundo del tráfico de drogas en 1999. Pero siguió sabiendo de sus actividades y de lo que hacían su familia y sus amigos. Los contactos de El Chino con ETA nunca se rompieron: “Después del 11-M, Hicham, el primo de El Chino, me dijo que Jamal nunca había perdido el contacto con la gente de ETA”.
Preguntado sobre si ha compartido lo que sabía de su socio y amigo al juez, Omar responde que “sólo he contado o hablado de lo que me han preguntado y si, cuando llegue el juicio, sigo sin ser declarado testigo protegido, me olvidaré hasta de lo que he declarado judicialmente”. Por lo que se refiere a la policía, ella “sí me ha preguntado por dónde, cómo y con quién se movía El Chino en el Norte y he respondido lo que sabía”.
Omar es muy preciso en su descripción de las actividades delictivas de El Chino: “En 1992, empezó con la heroína. Primero la compraba y después hacía bolsitas y las vendía en el barrio de Chueca. Cuando la heroína comenzó a bajar se introdujo en el mundillo de la cocaína y el speed. El speed lo traía del Norte, del País Vasco, porque allí era más barato. El speed es como el crack, pero más barato. El Chino lo mezclaba con la cocaína y en el norte también lo cambiaba por hachís”. Y resalta su actividad en el País Vasco: “Hasta Santander, Vizcaya y Guipúzcoa llegaba el hachís de Jamal. En el País Vasco se movía muy bien, tenía muy buenos contactos y allí colocaba y vendía cientos de kilos”.
Omar identificó a su antiguo socio por la televisión, cuando salió en las noticias en relación con el 11-M: “Vi su cara en la tele y no me lo creía.Era él, El Chino. No lo dudé un momento y llamé a un amigo policía y le indiqué que yo conocía toda la vida de aquel tío”. No fue llamado por la policía hasta unos días, cuando fue llamado a declarar a la comisaría de Canillas, en la que está situada la sede central de la Policía: “Allí les conté todo lo que sabía, todos los momentos que habíamos vivido juntos y todos los lugares que habíamos visitado, tanto en Madrid como en Santander y en el País Vasco”. Ya ante el juez Juan del Olmo le identificó en el vídeo de reivindicación de los atentados del 11-M.