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“El Chino” tuvo contactos con ETA antes y después del 11-M

Jamal Ahmidan, alias “El Chino”, mantuvo contactos con ETA al menos desde 1995, según unas declaraciones de su ex lugarteniente, socio y amigo Omar, según recoge este lunes el diario El Mundo. Éste revela que “cuando salió de Carabanchel me contó que tenía amigos en ETA” que había hecho en la cárcel. Omar fue el hombre que identificó a “El Chino” en el vídeo del 11-M ante el juez Del Olmo. No obstante, ha declarado que se olvidará de todo si no se le declara testigo protegido.

Jamal Ahmidan, alias “El Chino”, mantuvo contactos con ETA al menos desde 1995, según unas declaraciones de su ex lugarteniente, socio y amigo Omar, según recoge este lunes el diario El Mundo. Éste revela que “cuando salió de Carabanchel me contó que tenía amigos en ETA” que había hecho en la cárcel. Omar fue el hombre que identificó a “El Chino” en el vídeo del 11-M ante el juez Del Olmo. No obstante, ha declarado que se olvidará de todo si no se le declara testigo protegido.
(Libertad Digital) El lugarteniente Omar ha explicado que “a partir de ahí”, de cuando hizo contactos con miembros de la banda terrorista en la cárcel, “El Chino comenzó a tener contactos con gente de ETA en el norte”.  El Chino y Omar eran socios, y se dedicaban a la venta de hachís y otros estupefacientes (cocaína o heroína entre otros) por varios puntos de España. También explica que “yo acompañaba a El Chino en todos sus viajes. De norte a sur de España. Málaga, Madrid, Santander, Vizcaya, Guipúzcoa. Esos eran los lugares por donde más nos movíamos”.
 
Como consecuencia de sus actividades delictivas, fue a la cárcel en varias ocasiones en 1994 y 1995. Relata Omar que “en aquella época y en Carabanchel conoció a gente de la banda de ETA. El Chino me dijo que tenía amigos en ETA. Me lo contó cuando salió de la cárcel, pero nunca me llegó a concretar cómo se llamaban o quiénes eran”. Y le especificó “que tenía un amigo de ETA que era mayor y que le enseñó a hacer una bomba con una bombilla”. El Chino le relató a su amigo lo que le habían enseñado en la cárcel los miembros de la banda terrorista: “Se hacía con una bombilla. Se cogía un clavito, se hacía un agujerito en el casquillo y después se le inyectaba gasolina hasta que estuviera llena. Entonces colocabas la bombilla en el techo y cuando le dabas al interruptor, puf. Explotaba”.
 
Contacto con ETA tras el 11-M
 
Omar se reformó y dejó el mundo del tráfico de drogas en 1999. Pero siguió sabiendo de sus actividades y de lo que hacían su familia y sus amigos. Los contactos de El Chino con ETA nunca se rompieron: “Después del 11-M, Hicham, el primo de El Chino, me dijo que Jamal nunca había perdido el contacto con la gente de ETA”.
 
Preguntado sobre si ha compartido lo que sabía de su socio y amigo al juez, Omar responde que “sólo he contado o hablado de lo que me han preguntado y si, cuando llegue el juicio, sigo sin ser declarado testigo protegido, me olvidaré hasta de lo que he declarado judicialmente”. Por lo que se refiere a la policía, ella “sí me ha preguntado por dónde, cómo y con quién se movía El Chino en el Norte y he respondido lo que sabía”.
 
Omar es muy preciso en su descripción de las actividades delictivas de El Chino: “En 1992, empezó con la heroína. Primero la compraba y después hacía bolsitas y las vendía en el barrio de Chueca. Cuando la heroína comenzó a bajar se introdujo en el mundillo de la cocaína y el speed. El speed lo traía del Norte, del País Vasco, porque allí era más barato. El speed es como el crack, pero más barato. El Chino lo mezclaba con la cocaína y en el norte también lo cambiaba por hachís”. Y resalta su actividad en el País Vasco: “Hasta Santander, Vizcaya y Guipúzcoa llegaba el hachís de Jamal. En el País Vasco se movía muy bien, tenía muy buenos contactos y allí colocaba y vendía cientos de kilos”.
 
Omar identificó a su antiguo socio por la televisión, cuando salió en las noticias en relación con el 11-M: “Vi su cara en la tele y no me lo creía.Era él, El Chino. No lo dudé un momento y llamé a un amigo policía y le indiqué que yo conocía toda la vida de aquel tío”. No fue llamado por la policía hasta unos días, cuando fue llamado a declarar a la comisaría de Canillas, en la que está situada la sede central de la Policía: “Allí les conté todo lo que sabía, todos los momentos que habíamos vivido juntos y todos los lugares que habíamos visitado, tanto en Madrid como en Santander y en el País Vasco”. Ya ante el juez Juan del Olmo le identificó en el vídeo de reivindicación de los atentados del 11-M.

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