Un fenómeno así lleva a preguntarse si el cine no estará pasando por su especial transición política y si, a semejanza de lo que sucedió en multitud de poblaciones españolas, no se encuentra depurando de simbología fascista nuestra historia patria más antigua. Aunque, en realidad, ¿son el yugo y las flechas un símbolo fascista?
La aparición del yugo y las flechas como símbolo político precede en más de cuatro siglos a la del fascismo como movimiento ideológico. De hecho, se encuentra directamente relacionado con la creación de un escudo que simbolizara la reunificación que no unificación de España tras casi ocho siglos de combate contra los invasores musulmanes. En ese escudo español figuraban los símbolos heráldicos de la Corona de Castilla y de la de Aragón y, tras la toma del reino nazarí a Boabdil, se incluyó una granada. Sin embargo, en esa simbología de origen muy antiguo en algún caso se incluyó también referencias al papel que los soberanos concretos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, habían representado en el proceso reunificador. Los símbolos tenían que representar, por un lado, a cada uno de los cónyuges y, por otro, la unión que, iniciada en el tálamo, había tenido consecuencias nacionales.
La empresa no era en absoluto fácil y, finalmente, se vio solventada por Antonio de Nebrija que sugirió la inclusión en el escudo de un yugo y unas flechas. El yugo tenía la misma inicial que la reina Ysabel y, a la vez, recordaba el elemento conyugal de la empresa. Por su parte, las flechas recogían el elemento bélico y, a la vez, coincidían en la inicial de Fernando. La idea resultó ciertamente feliz y, a pesar del carácter personalizado de los símbolos, no desaparecieron éstos del escudo con el fallecimiento de los Reyes Católicos. Aún más. Pasaron a formar parte de otros escudos locales a uno y otro lado del Atlántico. Si en España la localidad de Dalias incluía en su escudo heráldico el yugo y las flechas para recordar su liberación por los Reyes Católicos, en América, el escudo de Puerto Rico el más antiguo de los americanos incluyó desde el 8 de noviembre de 1511 el yugo y las flechas amén de otros símbolos hispanos.
¿Cómo fue absorbido este símbolo por la Falange? En realidad, que así sucediera vino facilitado por el deseo de este movimiento fascista de entroncar con el pasado imperial español y también por el carácter enormemente relevante de la simbología del yugo y las flechas. Con el paso de los años la autoría de la elección de este símbolo se discutiría considerablemente. Ernesto Giménez Caballero, creador de un proyecto de matrimonio entre Pilar Primo de Rivera y Adolf Hitler, se lo atribuyó en la segunda edición de
Genio de España (1934) señalando que ya había hecho referencia a ello en un libro publicado tres años atrás,
En torno al casticismo de Italia, donde se reproducía un texto de 1928-9. Sin embargo, el primer autor que señaló el paralelismo entre el haz fascista italiano y el yugo y las flechas no fue, por más que así lo pretendiera, Ernesto Giménez Caballero sino Rafael Sánchez Mazas. En el curso de una conferencia pronunciada en Santander el 24 de enero de 1927 y publicada algo más tarde en el Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, Sánchez Mazas señalaba como en una torre casi derruida de Castellamare, en Palermo, se podían ver el yugo y las flechas y trazaba una poética semblanza de ambos elementos. De esa referencia, aún meramente histórica, a su traducción en símbolo del fascismo español aún habrían de pasar algunos años.
En 1931, al fundarse las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), Juan Aparicio propuso como símbolo el yugo y las flechas. Argumentó a favor de su propuesta que cuando era alumno de la facultad de Derecho de Granada, el socialista Fernando de los Ríos había dibujado en la pizarra el antiguo símbolo de la monarquía de los Reyes Católicos señalando a continuación que, de haber nacido el fascismo en España, ése hubiera sido su símbolo y no el del haz de fasces que llevaban los lictores romanos. Según contaría Ramiro Ledesma en 1935, en ese mismo momento se adoptó por unanimidad la propuesta de Juan Aparicio. A José Antonio Primo de Rivera le gustaba también e incluso en la página 8 del primer número de su periódico El Fascio reprodujo la conferencia de Sánchez Mazas con un dibujo del yugo y las flechas al lado de la fecha de 1927. Sin embargo, Falange no se pudo apoderar del símbolo hasta febrero de 1934 en que se fusionó con las JONS. Esta fusión no fue fácil y no deja de llamar la atención que durante los meses anteriores en el órgano oficial de las JONS se advirtiera varias veces en contra del peligro de que Falange les robara su símbolo más apreciado.
Cuando el 4 de marzo de 1934 José Antonio se dirigió por primera vez a miembros de la organización ya fusionada mencionó expresamente el que ahora era emblema común denominándolo "el yugo de la labor y las flechas de poderío". Lo ha seguido siendo hasta la fecha. Sin embargo, si bien tenía cierta lógica que el fascismo español se apoderara del yugo y las flechas, resulta ridículamente absurdo que se pretenda borrar este símbolo de la vida nacional ya que su historia es muy anterior a la existencia de las JONS o de Falange. Hacerlo así sería tan absurdo como borrar la esvástica de los libros de historia sobre los indoeuropeos simplemente porque la utilizó el movimiento nacionalsocialista de Hitler o arrancar de las páginas de la Historia de Roma el haz de fasces llevado por los lictores porque se lo apropió el fascismo mussoliniano. No sólo se trata de un absurdo ridículo. Constituye también una muestra de rampante ignorancia de la Historia o de atrevido deseo de rescribirla al gusto propio.