La noche madrileña fue testigo este miércoles de la presentación en el Hotel Ritz de El Nuevo Socialismo. La visión de Rodríguez Zapatero, primera entrega de la nueva colección "Biblioteca de Hoy", un esfuerzo conjunto de Temas de hoy, Planeta DeAgostini y Europa Press para abordar las principales cuestiones de la actualidad política, económica y social. La periodista y corresponsal parlamentaria, Julia Navarro, autora de la larga entrevista que constituye el cuerpo central, repasó las principales preguntas que aborda el libro e introdujo a un Secretario General del PSOE bien acompañado por su joven guardia pretoriana: los Sevilla, Caldera, Blanco, Aguilar, etcétera.

Zapatero parecía sentirse a gusto ante la expectación levantada en la estancia, que se traducía en una decena de cámaras de televisión, abundante prensa gráfica y numerosos simpatizantes deseosos de contemplar la eclosión política definitiva de un líder que, hasta ahora, se ha escondido entre la gesticulación clónica de González y un discurso político escaso que ahora pretende apuntalar.

En su intervención, el Secretario General del PSOE comenzó apuntando la utilidad de estos textos para que el Gobierno del PP haga la "oposición de la oposición". Zapatero explicó que él no es partidario de enfrentamientos e insulto,s sino del debate de ideas y que ahora, más que de "Nuevo Socialismo" hay que hablar de "Socialismo, de nuevo". Aseguró entonces que los atentados del 11 de septiembre demostraban que "la seguridad no es privatizable" y que el socialismo es la respuesta más razonable a las circunstancias del mundo actual. (Lo que suena a que quiere creerse que el socialismo vuelve a estar realmente de moda. En todo caso, qué lejos de aquellos primeros escarceos donde hablaba de socialismo liberal e incluso libertario. Evidentemente, la sombra de González es alargada).

Después arremetió contra el que denominó "neoliberalismo" del PP, al que culpó de arrasar la política siguiendo "la ciega dinámica de los mercados", las privatizaciones, la tecnocracia y el corporativismo. Y puso como ejemplo la Ley de Reforma de la Universidad que había sido hurtada al debate político, "en un ejercicio de despotismo pretendidamente ilustrado". La Política –explicó– hay que entenderla como un marco general de convivencia, no como una reducción de lo público (¿estaría pensando en volver al control y vigilancia estatal de las actividades políticas?). Zapatero se despachó a gusto con el PP, cuya pura representación mecánica dejaba más de media España fuera de su programa. Incluso se atrevió a añadir que en "España tenemos una Democracia de baja intensidad" (¿?). Abogó pues por promover un verdadero amor al país, lo que también definió como "patriotismo cívico". En fin, señaló que había que devolver la política a los ciudadanos pues "no se trata de dar a la gente lo que quiere sino de preguntarle lo que necesita" (sic).

En todo caso quedó demostrado un hecho evidente, Zapatero es un político con tirón mediático, conecta con el público con un par de juegos de palabras aunque no se entienda muy bien lo que dice; ahí reside su mayor peligro: la atracción que ejerce le permite ocultar pobrezas argumentales y la endeblez de un discurso político que quiere a un tiempo contentar al socialismo tradicional e histórico y avanzar hacia el centro político (que es donde se encuentran los votos). Con mayor experiencia y un mensaje más elaborado puede hacer pupa a Aznar o al sucesor de este en las siguientes elecciones. Para las primeras parece estar aún un poco verde.

Julia Navarro, El Nuevo Socialismo. La visión de Rodríguez Zapatero, Planeta DeAgostini, Temas de Hoy, 2001.

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