Un grupo de "historiadores vascos, catalanes y gallegos" amenaza con un manifiesto contra "los intentos uniformadores" promovidos, dicen por el "aparato del Estado" con una visión "centralista y elitista de la historia, que olvida el testimonio obrero, republicano y popular". Denuncian, al respecto, "los libros de historiadores con más difusión hoy, como César Vidal o Pío Moa, [que] mantienen visiones excluyentes de la realidad nacional; es algo parecido a lo del Manifiesto por la lengua común, donde el catalán quedaba como algo residual; la historia de España aún hoy es la de Castilla". Afirman sentirse "perseguidos" y manejan el nombre de Galeusca, pacto entre separatistas en 1923 y 1933. Preparan el manifiesto Josep Fontana, Hilari Raguer y otros menos conocidos, hasta 59 "expertos", nada menos, informa El País.
Como le comentaba al inefable Reig Tapia, estos caballeros serán sin duda historiadores, puesto que escriben de historia. Pero son también tan malos historiadores como el propio Reig y asimilables, así que voy a ver si les aclaro unas pocas cuestiones absolutamente elementales, con la esperanza no muy convencida de que tomen nota.
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Ante todo, los excluyentes son ellos, pues pretenden escribir historias regionales (ellos suelen llamarlas nacionales) excluyendo a España, es más, en oposición a España. Y hablan de sí mismos como "gallegos, vascos y catalanes" como si quienes discrepamos de ellos fuéramos de otras regiones o como si su procedencia regional les autorizase a escribir cualquier disparate. Yo, desde luego, soy tan gallego como los gallegos de ese manifiesto y no estoy dispuesto a que unos botarates me excluyan porque no les gusten mis escritos.
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España es una de las naciones que más ha influido en la historia del mundo. Podría no haber sido así, y no dejaríamos (muchos, por lo menos) de sentirnos identificados con ella; pero el hecho es que así ha sido, y este dato tiene la máxima relevancia histórica. Pues bien, se trata de España y no de ninguna región en particular. Castilla desempeñó durante unos siglos un papel esencial –luego decayó profunda y hasta diríamos vergonzosamente–; y el castellano constituye la base del español común, por cierto un servicio de primer orden a toda España. La historia de cada región al margen de la común española es inevitablemente una historia oscura, de escaso interés y trascendencia, por mucho que esos historiadores pretendan adornarla con la habitual mitología barata.
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El llamado "testimonio obrero, republicano y popular" nunca fue otra cosa que la manipulación de todo ello por parte de historiadores e ideólogos marxistas o marxistoides. Estos señores no se han enterado de la caída del Muro de Berlín, y ahí siguen inasequibles al desaliento, repitiendo sus tópicos, rebajados por ellos a un nivel pedestre.
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El nombre Galeuzca (no Galeusca) remite a una asociación política de separatistas fundada en 1933, precedida en 1923 por la Triple Alianza o Pacto Tripartito. Este pacto pretendía aprovechar la crisis revolucionaria vivida entonces por el régimen liberal de la Restauración para acabar con él mediante la lucha armada, en concomitancia o alianza con el terrorismo anarquista, la rebeldía de Abd El Krim y la demagogia desatada del PSOE. No sobra recordarlo cuando ellos mismos lo invocan.
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En cuanto a César Vidal o a mí, nunca hemos recibido un duro del Estado, al contrario de las continuas subvenciones gracias a la cuales publican sus historias tantos de estos señores. Para que luego tengan la desvergüenza de acusarnos de estar promocionados por "el aparato del Estado". Y lo de la persecución que dicen sufrir... ¿será para ordeñar más los dineros públicos? Venga, hombre, que a estas alturas conocemos ya todos los trucos.
Y esto hay. Durante largos años estos señores y los historiadores de izquierdas han mantenido un campeonato de distorsiones contra los datos históricos y la simple lógica; ya va siendo hora de terminarlo, me parece.