El Gobierno de Rodríguez no deja de aportar nuevas medidas para paliar los efectos de la inminente recesión económica, por culpa de la cual acabamos de sobrepasar brillantemente la línea roja (nunca mejor dicho) de los dos millones y medio de parados.
Al par de bombillas del ministro Sebastián, se suma ahora la iniciativa de la ministra Bibiana Aído para reactivar la industria del aborto, sector estratégico para cualquier Gobierno de progreso por sus contundentes efectos en la transformación de la sociedad sin posibilidad de retorno.
"No hay derecho – dice la Miembra – a que las mujeres tengan problemas para ejercer su derecho a abortar". Hombre, si a eso vamos, tampoco hay derecho a que su papá se suba el sueldo más del doble de una tacada a costa del bolsillo de todos los ciudadanos. Y nadie hasta el momento ha propuesto la redacción de una ley que impida a los papis de las ministras de cuota meter la mano en el bolsillo de los contribuyentes con tanto impudor. Pero como todos ellos son progresistas y trabajan por cambiar el mundo, habrá que fastidiarse y rascarse el bolsillo.
La ministra de Igualdad disfruta de un coqueto jardín estilo zen en el patio del ministerio (hay que ser hortera), que debe ser el lugar en el que se le ocurren estas ideas tan brillantes. Allí, sentada en la posición de loto, la ministra medita al estilo budista, que consiste sencillamente en no pensar, actividad que cualquier ministro de Z –no digamos Él–, realiza sin la menor dificultad de forma absolutamente natural. Y al salir del trance las ideas, claro, surgen a borbotones.
En una de esos nirvanas de todo a zen, a Bibiana se le ha ocurrido que para qué vamos a reformar una ley que todavía pone algún impedimento al "derecho" al aborto. Lo que procede es legalizar completamente el asesinato de los bebés no nacidos, por supuesto con cargo al bolsillo de los ciudadanos, que para eso el dinero público no es de nadie. Con la nueva ley, escándalos como el de las clínicas del doctor Morín no volverán a producirse, pues, a tenor del talante de los expertos que van a pergeñar el engendro legislativo, las trabas para matar a un bebé a una semana del parto desaparecerán por completo.
La industria del aborto y sectores asociados verán así paliados los graves efectos de la recesión. Y es que Bibiana es tal vez la miembra que mejor ha intelectualizado la necesidad de que el Gobierno actúe para mejorar la economía de los ciudadanos. Que se lo pregunten a su padre.