El relato con que Leyre Pajín justifica la decisión de ZP de encumbrarla a la cúspide del PSOE comienza así: "Me miró a los ojos". Corín Tellado hubiera matado por una frase así para dar comienzo a una de sus novelas. Y es que ZP te mira a los ojos y se te cae la ropa interior a pulso y sin que puedas hacer nada por evitarlo. La protagonista no ha aclarado si también tuvo un orgasmo, como le ocurre a su amig@ Zerolo, pero la cara de gustirrinín con que relató la anécdota habla por sí misma.
La decisión de situar a Pajín al frente del cotarro socialista promete darnos muchas tardes de gloria. A Pepiño le han dado una patada hacia arriba, pero su legado está suficientemente preservado con esta ilustre desocupada. Una señorita que jamás ha hecho nada en la vida aparte de medrar en el PSOE desde que cambió los dientes de leche. Por cierto, igual que su jefe, quien tampoco ha dado un palo al agua desde que nació, y va ya para cincuenta tacos.
No resulta extraño el sectarismo radical de los líderes socialistas. Al contrario, es lo normal cuando uno no ha experimentado jamás la sensación que el diccionario define con el verbo "trabajar" ni ha vivido los problemas que cualquier español tiene que superar para labrarse un futuro. Leyre, como el resto de la chupipandi, tiene las habichuelas más que garantizadas desde que tenía quince años. A costa de los demás, claro, que es la forma más progresista de prosperar en este valle de lágrimas.